Así dice el Señor: “Deténganse en
los caminos y miren; pregunten por los senderos antiguos.
Pregunten por el buen
camino, y no se aparten de él.
Así hallarán el descanso anhelado.
Pero ellos
dijeron: ‘No lo seguiremos’”.
Jeremías 6:16
Detente,
observa y escucha, son las recomendaciones para alguien que desea cruzar una
vía de ferrocarril. Sin embargo, se producen a diario gran cantidad de
accidentes por la simple razón de que alguien hace caso omiso de esas sencillas
y claras instrucciones. Incluso en algunos países se han realizado campañas
publicitarias con el fin de evitar accidentes ferroviarios. Algunas de ellas
han utilizado lemas muy agresivos, como por ejemplo: “Entren en razón”;
“Respeta el tren y tu vida también”; “Hazme caso, cruza por el paso”; “Antes de
cruzar, mirar y escuchar” Lamentablemente, sigue siendo elevada la cifra de
accidentes mortales.
Esto me lleva
a hacer una sencilla comparación con el texto de hoy: las indicaciones que
hemos recibido de parte de Dios para gozar de salud física y espiritual son
claras. El Señor nos ha impartido instrucciones muy precisas: “Deténgase en los
caminos y miren” En una época tan peligrosa como la que nos ha tocado vivir, es
bueno examinar la senda por la que transitan nuestros pies para luego
detenernos. Debemos hacer una sencilla inspección, analizando el rumbo que ha
tomado nuestra vida. De esa forma evitaremos que nos atropelle toda una
vorágine de ideas y conceptos que se oponen a la Palabra autorizada del Dios
que reina sobre el universo.
El siguiente
paso consiste en preguntar por el buen camino y escuchar las indicaciones de
Dios, de modo que tengamos la seguridad de que estamos en el camino correcto y
de que llegaremos sanos y salvos a nuestro destino final. En contraste, los
necios dirán: “No lo seguiremos”.
Querida
hermana, permite que hoy tu oración sea parecida a la que elevó a Dios el
salmista: “Guíame, Señor, por tu camino; dirígeme por la senda de rectitud, por
causa de los que me acechan” (Salmo 27:11). Y después, escucha en silencio las
indicaciones divinas.
Recuerda que
también deberás ser una guía para todas las personas que vienen en pos de ti.
Con toda certeza tu proceder les será un ejemplo que podrán seguir
confiadamente. Aprendamos a caminar con cautela en este mundo confuso, y
detengámonos a escuchar la voz de Dios, quien está dispuesto a dirigir nuestras
vidas.
Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
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