lunes, 23 de diciembre de 2013

¿TENERLO O NO TENERLO?

Portada Mujeres
Todas las cosas hastían
más de lo que es posible expresar.
Ni se sacian los ojos de ver,
ni se hartan los oídos de oír.
Eclesiastés 1:8
No podemos negar que la televisión es uno de los inventos más revolucionarios y maravillosos con que cuenta la sociedad actual. La idea de trasmitir imágenes surgió en la mente del francés Maurice Leblanc en los albores de 1870.

De ahí en adelante, la tecnología ha ido perfeccionándola, de modo que ahora podemos hablar de pantallas de alta definición y de imágenes tridimensionales, sin imaginarnos lo que el futuro pueda traer.

El televisor se ha vuelto indispensable en la mayoría de los hogares. Tanto es así, que algunos afirman que en un hogar puede faltar el pan, pero no el televisor.

Yo creo que al hablar de este asunto, todas nosotras, de una u otra manera, nos sentimos aludidas. Creo que la mayoría de las que lean esta reflexión, tienen al menos uno de esos aparatos en casa.

Mucho se ha escrito acerca de los efectos de la televisión, no es necesario ahondar en el tema. Pero sí conviene decir que el evangelio puede llegar a lugares nunca imaginados a través de una retransmisión televisiva, y por eso damos gracias a Dios.

También es cierto que la mayor parte de la programación que se transmite en los canales públicos es abiertamente nociva. En muchos de los programas, aun en aquellos llamados “familiares”, se exalta la inmoralidad, y se propone como estilo de vida.

No puedo decir que la televisión sea buena ni mala, pero sí que es necesario controlarla, antes de que ella nos controle a nosotros. A las madres que pasamos la mayor parte del tiempo en casa nos puede seducir el encanto de algunos programas que no solo ocupan nuestro tiempo, sino que también llenan la mente de conceptos y filosofías contrarias a los principios de Dios.

Una investigación del Culture and Media Institute, demostró la relación que existe entre ver la televisión y las ideas que albergamos respecto a las prácticas y preferencias sexuales, así como a la asistencia a la iglesia. Se encontró que quienes ven mucho la televisión tienen actitudes más liberales, o apartadas de los principios divinos, que quienes la ven menos. Asimismo, que la asistencia a la iglesia es menor entre quienes ven más la televisión.

Hermana, hoy es un buen día para reflexionar acerca de lo que muestra la pantalla de tu televisor, así como para analizar los efectos que pudiera causar en nuestras vidas.

Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

No hay comentarios.:

Publicar un comentario