Bendeciré al Señor en todo
tiempo;
mis labios siempre lo alabarán.
Mi alma se gloría en el Señor;
lo oirán
los humildes y se alegrarán.
Engrandezcan al Señor conmigo;
exaltemos a una su
nombre.
Salmo 34:1-3
Hoy es el
último día del año y, seguramente por la fuerza de la costumbre, estarás
mirando hacia atrás. Tal vez recuerdes cómo fue el primer día del año que está
por terminar, y todos los buenos propósitos que te hiciste en él. Es posible
que el conteo de las horas ya pasadas y de los días ya vividos lo marques con
color rojo en tu calendario. O por el contrario, puede ser que el recuento de
estos doce meses te haga reconocer con satisfacción que has alcanzado tus
metas, y que algunos sueños dejaron de serlo para transformarse en una hermosa
realidad que hoy disfrutas.
De cualquier
modo, las únicas realidades innegables son que nunca podremos lograr que el
calendario retroceda, y que nada de lo realizado se podrá cambiar. Lo único
real es el tiempo que tenemos por delante. ¿Serán semanas, meses o años los que
el Señor nos preste? No lo sabemos. Sin embargo, debemos aprender a vivir en la
tierra día a día, y a hacer planes para la eternidad.
El sabio dijo:
“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el
cielo” (Eclesiastes 3:1). El tiempo que Dios nos concede a título de préstamo es el
desafío más grande que tenemos que enfrentar. Alguien dijo y con razón: “Dios
no nos impone jamás un deber sin concedernos las posibilidades y el tiempo para
cumplirlo”.
Por eso, en la
víspera de este año que está a punto de comenzar, llénate de un renovado valor.
Traza tus objetivos y considera el alto costo que representa no vivirlos
plenamente. Sigamos el consejo del apóstol Pablo cuando, escribiendo a los
efesios, les dijo: “No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al
máximo cada momento oportuno, porque los días son malos” (Efesios 5:16).
Amiga, el
presente es tuyo, adminístralo con inteligencia. El mañana de tu vida le
pertenece a Dios; espéralo llena de confianza y experimenta el gozo de quien
reconoce que, aunque la vida en la tierra es efímera, la existencia en el cielo
será para toda la eternidad. Recuerda: “Este es el momento propicio de Dios;
¡hoy es el dia de salvación!” (2 Corintios 6:2.) ¡Alabado sea el Señor!
Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
No hay comentarios.:
Publicar un comentario