Ve por los caminos y por los
vallados,
y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
Lucas 14:23.
Un hombre que
fue invitado a la fiesta con Cristo en la casa de uno de los fariseos
principales, y que escuchó a Cristo declarar cuál era el deber de quienes habían
sido objeto de la generosidad de Dios, exclamó en complacencia y satisfacción
propia: “Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios” (Lucas 14:15).
Deseaba desviar la mente de los presentes en la fiesta del tema de su deber
práctico; pero, más bien, proveyó la ocasión para la pronunciación de una
parábola de un significado aun más profundo, y esto abrió ante el grupo el tema
del carácter y el valor de sus privilegios presentes…
Cristo había
enviado una invitación a una fiesta que él habría de ofrecer pagando un elevado
costo. Había enviado al Espíritu Santo para influir sobre la mente de los
profetas y los hombres santos de antaño para invitar a su pueblo escogido a la
rica fiesta del evangelio… El hombre que intentaba desviar la atención del grupo
hablaba con gran seguridad propia, como si pensara que él seguramente comería
pan en el Reino de Dios. Pero Jesús advirtió, a él y a todos los presentes, del
peligro de rechazar la invitación vigente a la fiesta del evangelio…
El Señor había
enviado primero su invitación a su pueblo escogido, pero ellos habían
desestimado y rechazado a su mensajero. ¡Cuán vanas e innecesarias fueron las
excusas que ofrecieron. Pero ¿acaso son más lógicas las excusas que ofrecen
hombres y mujeres en nuestro tiempo que las ofrecidas en tiempos de Cristo?
Algunos que
son invitados exclaman: “Pido que me excuses. Si viniera, mis vecinos se
burlarían de mí y me ridiculizaran, y no puedo soportar su escarnio.
He vivido
entre ellos mucho tiempo, y no quiero disgustar a mis vecinos”…
Otros desean
pagar sus tierras y edificar sus intereses temporales, y dedican las facultades
de la mente y el alma a sus asuntos terrenales…
En estos
últimos días nos ha llegado el precioso mensaje… Se ha dado la invitación:
“Vengan, porque ya todo está listo”…
Cristo ha
comprometido su propia vida para redimir a su pueblo, y él desea que ellos
tomen en cuenta sus reclamos superiores y eternos - Review and Herald, 5 de
noviembre de 1895.
Meditaciones Matutinas para adultos
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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