Quien halla esposa halla la
felicidad:
muestras de su favor le ha dado el Señor.
Proverbios 18:22
Me asombra ver
cómo algunas mujeres se consideran en extremo delicadas.
No pueden
estar al frente de su familia en ausencia del padre, porque todo se vuelve un
caos. Son incapaces de tomar las decisiones más sencillas y entregan el
liderazgo de su hogar a sus hijos, permitiendo que hagan y deshagan a su antojo
y sin criterio mientras ellas los contemplan desde un refugio de lágrimas.
Como esposas,
esas damas exigen toda la atención de sus cónyuges. Estos últimos muchas veces
tienen que sustraerse de sus actividades laborales para correr al lado de sus
consortes con el fin de atender a sus más mínimas exigencias. Son mujeres en
extremo quisquillosas, emocionales y sensibles, a tal grado que, en vez de ser
una ayuda idónea para sus maridos, se convierten en una carga.
Elena de White
hace referencia a esto con la siguiente reflexión: “La esposa no debe
considerarse una muñeca a la que se debe mimar, sino como una mujer: una
persona que pondrá el hombro bajo cargas reales, no imaginarias, y llevará una
vida comprensiva y reflexiva, teniendo en cuenta que hay, además de ella misma,
otras cosas en que pensar” (El hogar cristiano, cap. 16, p. 104).
Estas son
algunas de las cualidades de una mujer de valor:
• Vive a
plenitud sin abrigar el pesimismo, y confiando en Dios.
• Desarrolla
una vida exitosa a pesar de las adversidades.
• No permite
que las emociones negativas dominen su vida.
• Permanece al
lado de su esposo aunque las circunstancias sean difíciles.
• Ayuda a su
esposo a llevar las cargas del hogar.
• Es una buena
administradora de los recursos familiares.
Amiga, si
estás casada, colócate al lado de tu esposo como su ayuda idónea, y confía en
que Dios te capacitará para desempeñar la gran tarea que ha confiado a toda
esposa y madre. Si estás soltera, entrega tu vida al Señor rogando que te
capacite para que, el día que te toque dirigir un hogar, puedas hacerlo con
confianza y seguridad.
El tiempo que
nos resta es breve, ¡entreguemos nuestra familia al Señor!
Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
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