¿Qué vieron en tu casa? 2 Reyes
20:15.
Estudie el
caso de Ezequías. Había estado enfermo de muerte. Había apelado al Señor, y
Dios había añadido quince años a su vida. “En aquel tiempo… [el] rey de
Babilonia, envió mensajeros con cartas y presentes a Ezequías, porque había
oído que Ezequías había caído enfermo. Y Ezequías los oyó, y les mostró toda la
casa de sus tesoros, plata, oro, y especias, y ungüentos preciosos, y la casa
de sus armas, y todo lo que había en sus tesoros; ninguna cosa quedó que
Ezequías no les mostrase, así en su casa como en todos sus dominios.
Entonces el
profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dijeron aquellos varones,
y de dónde vinieron a ti?… ¿Qué vieron en tu casa? Y Ezequías respondió:
Vieron todo lo
que había en mi casa; nada quedó en mis tesoros que no les mostrase” (2 Reyes 20:12-15).
La visita de
los embajadores a Ezequías fue una prueba de su gratitud y devoción… Dios lo
había levantado de un lecho de muerte, y le había dado una nueva oportunidad de
vida. Los babilonios habían escuchado de su recuperación milagrosa. Se
maravillaron por que el Sol se hubiese retrasado diez grados, como señal de que
la palabra de Dios se cumpliría. Enviaron mensajeros a Ezequías para
felicitarlo por su recuperación. La visita de estos mensajeros le dio una
oportunidad para alabar al Dios del cielo. Pero, el orgullo y la vanidad se
apoderaron del corazón de Ezequías, y en su exaltación propia expuso ante sus
ojos codiciosos los tesoros con los cuales el Señor había enriquecido a su
pueblo…
Su
indiscreción sentó las bases de un desastre nacional. Los embajadores llevaron
a Babilonia el informe de las riquezas de Ezequías, y el rey y sus consejeros
hicieron planes de enriquecer a Babilonia con los tesoros de Jerusalén.
Si Ezequías
hubiera aprovechado la oportunidad recibida para testificar del poder, la
bondad, la compasión del Dios de Israel, los informes de los embajadores
habrían sido como una luz que atravesara la oscuridad. Pero, él se representó
por encima del Señor de los ejércitos y no dio a Dios la gloria…
¡Qué bueno
sería que aquellos por los cuales Dios ha hecho cosas maravillosas manifestaran
su alabanza y contaran de sus poderosas obras! Pero, cuán a menudo aquellos por
los cuales Dios obra son como Ezequías, y se olvidan del Dador de todas sus
bendiciones — Signs of the Times, 1 de octubre de 1902.
Meditaciones Matutinas para adultos
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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