Y enviará sus ángeles con gran
voz de trompeta,
y juntarán a sus escogidos,
de los cuatro vientos,
desde un
extremo del cielo hasta el otro.
Mateo 24:31
Los líderes de
la nación judía tenían las Escrituras del Antiguo Testamento, las cuales
predecían claramente la forma de la primera venida de Cristo.
Por medio del
profeta Isaías, Dios había descrito la apariencia y la misión de Cristo, al
decir que sería “despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto” (Isaías 53:3)…
En su primera
venida, anticipaban todos los eventos maravillosos que rodearán su segunda
venida. Por lo tanto, cuando vino por vez primera, no estaban preparados para
recibirlo…
Entre el
primer y el segundo advenimiento de Cristo se percibirá un contraste
extraordinario. Ningún lenguaje humano es capaz de describir las escenas
relativas a la segunda venida del Hijo del Hombre en las nubes de los cielos.
Aparecerá con
su propia gloria, y con la gloria de su Padre y la de sus santos ángeles.
Vendrá cubierto en el manto de luz que ha vestido desde los días de la eternidad.
Lo acompañarán los ángeles… Se escuchará el sonido de la trompeta que llama a
los muertos que duermen en sus tumbas…
Mientras ellos
[los líderes judíos] contemplan su gloria, ante su mente aparece el recuerdo
del Hijo del Hombre revestido del atuendo de la humanidad.
Recuerdan cómo
lo trataron, cómo lo rechazaron y se unieron al bando del gran apóstata. Las
escenas de la vida de Cristo aparecen ante ellos en toda su claridad. Todo lo
que hizo, todo lo que dijo, la humillación a la cual se sometió en su afán por
salvarlos de la mancha del pecado, se alzará para condenarlos…
Ahora nos
encontramos entre los peligros de los últimos días. Las escenas del conflicto
se apresuran, y el día de días se nos viene encima. ¿Estamos preparados?…
El Hijo del
Hombre conferirá a los justos la corona de vida eterna, y “le sirven día y
noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su
tabernáculo sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más
sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los
pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda
lágrima de los ojos de ellos” (Apocalipsis 7:15-17) — Review and Herald, 5 de
septiembre de 1899.
Meditaciones Matutinas para adultos
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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