lunes, 16 de diciembre de 2013

LA ORACIÓN DE ELY

Portada Menores
Lugar: Indiana, EE.UU.

Palabra de Dios: 1 Timoteo 2:1

¿Por qué profesor debería orar?” se preguntó Ely mientras caminaba hacia el aula. Acababa de salir de la clase de Biblia, donde habían estado hablando de orar por otros. Justo antes de que tocara el timbre, el profesor les dio una tarea.

-Quiero que oren por uno de sus profesores -les dijo-. No solo a solas, sino que oren con ese profesor.

Ahora, mientras Ely pasaba frente al laboratorio de Ciencias, vio al señor Simón, su profesor de Química, trabajando en su escritorio.
“Podría orar con el señor Simón”, decidió. Se acercó a la puerta, pero vaciló. Se veía ocupado. Quizá no era un buen momento.

Pero, el señor Simón levantó la vista.

-Hola, Ely. ¿Te puedo ayudar en algo?

Un poco avergonzada de que la hubiese visto, Ely dijo, tímidamente: -Humm… Me preguntaba… ¿Estaría bien si oro por usted? No quiero molestarlo.

-Claro -dijo el señor Simón alegremente, aliviando un poco la ansiedad de Ely-, Entra.

Ely le preguntó si tenía algún pedido especial, y luego el profesor y la alumna inclinaron la cabeza, para orar.

-Gracias, Ely -dijo el señor Simón cuando terminaron-. Lo necesitaba.

“No fue tan terrible”, pensó Ely cuando salió del laboratorio. “Y me parece que al señor Simón le gustó. Quizá debería orar con algún otro de mis profesores, también”.

El apóstol Pablo escribió: “…recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos”. ¿Alguna vez preguntaste a un profesor o maestro si podías orar por él o ella? ¿Y a tu pastor? ¿O a tus vecinos? Quizá te sientas nervioso al principio, como Ely, pero probablemente encontrarás que la mayoría de las personas aprecian tus oraciones.

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

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