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sábado, 4 de enero de 2014

EL BUSCADOR DE ORO

menores 4
«Por fe, Abraham, cuando Dios lo llamó,
obedeció y salió para ir al lugar
que él le iba a dar como herencia.
Salió de su tierra sin saber a dónde iba»
(Hebreos 11:8).

La obsesión de Ed SchiefFelin por la minería comenzó a temprana edad, una mañana en la que visitó la mina de su padre en Oregón, Estados Unidos. Ed podía ver el brillo de las pepitas en el agua del río. Hacia el mediodía, ya había recolectado varias. Cuando mostró su tesoro a su padre, este se rió y le dijo: «Eso es mica. La llaman “el oro de los tontos”». A pesar de ello, Ed supo que dedicaría el resto de su vida a buscar aquel tesoro. Muchos años después, Ed se hizo rico al descubrir un yacimiento de plata en Tombstone, Arizona. Con el dinero que ganó les compró una casa a sus padres y se casó con una joven rica de California. Pero la emoción del descubrimiento se pasó, y Ed se cansó de su vida de rico porque quería volver a buscar yacimientos. Preparó su testamento, en el que le dejaba todo a su esposa y a su sobrino favorito, y se fue a Oregón. Construyó una cabaña cerca de un riachuelo y, cuando necesitaba alimento, iba caminando hasta una tienda del pueblo.

En una ocasión, pasaron varios meses sin que Ed fuera al pueblo, y el dueño de la tienda, extrañado de no verlo, decidió ir a su cabaña para ver si estaba bien. Encontró a Ed tirado en el suelo, boca abajo, fuera de la casa.

Había muerto de un ataque al corazón. En una cubeta que estaba tirada junto a su cuerpo, había oro. En su diario, Ed escribió que había encontrado tanto oro, que la mina de Tombstone no era nada en comparación. Dejó instrucciones sobre cómo llegar al yacimiento de oro, e indicó que había dejado una cobija roja para señalar el lugar.

Cuando la noticia de la muerte de Ed llegó a oídos de sus familiares, su sobrino viajó a explorar la zona, pero no encontró nada. Regresó a casa con las manos vacías, y la «mina de la cobija roja» se convirtió en una leyenda por todo el norte de Estados Unidos.

Al igual que Ed Schieffelin, Abraham, el personaje del versículo de hoy, salió sin saber cuál sería su destino. No lo hizo por aburrimiento, sino porque Dios se lo había pedido. Abraham cambió las comodidades de Ur por las incomodidades del desierto, no para encontrar riquezas, sino porque quería encontrar una ciudad de oro, «de la cual Dios es arquitecto y constructor » (Hebreos 11:10).

LECTURAS DEVOCIONALES PARA MENORES 2014
EN LA CIMA

Por: Kay D. Rizzo

viernes, 3 de enero de 2014

VAMOS POR EL ORO

menores 4No teman.
El Dios de ustedes y el Dios de su padre
les ha dado ese tesoro.
Génesis 43: 23, NBLH.

Existe más de una manera de obtener el oro. Imagina que estás curioseando en el ático de la casa de tus abuelos. El sol se filtra a través de las partículas de polvo mientras empujas hacia un lado el antiguo baúl de tu tatarabuelo.

Has visto ese baúl tantas veces, que sabes de memoria su contenido: un uniforme de tu abuelo, unos cuantos libros viejos, y cartas de un color amarillento.

En el lugar donde estaba el baúl antes de moverlo hay una hebra de lana roja que sobresale de las tablas de madera del suelo. Cuando la halas te das cuenta de que una de las tablas está floja. La levantas y debajo hallas una vieja sudadera de cuadritos rojos y negros, comida por las polillas. En el bolsillo de la sudadera encuentras un pequeño libro con tapas de cuero que resulta ser el diario de tu tatarabuelo.

Entre la tapa y la primera página del diario hay una hoja de papel doblada y amarillenta. La abres cuidadosamente y resulta ser ¡el mapa del tesoro escondido de tu tatarabuelo! En una esquina del mapa hay una casita dibujada.

Al verla, reconoces que es el viejo cobertizo que está en un rincón de la propiedad, colindante con el bosque. En la otra esquina hay otro dibujo que parecen ser unos peñones. Tú recuerdas haberte subido a ellos con tus primos el verano anterior. En la base de las piedras hay una X roja dibujada. Tus manos tiemblan de la emoción.

¿Será verdad? ¿Realmente habrá escondido el tatarabuelo su fortuna antes de morir? ¿Habrá en ese lugar un cofre lleno de oro, monedas de plata y valiosas joyas?

Este año, tú y yo vamos por el oro. En algunos casos, como en los Juegos Olímpicos, el oro hay que ganarlo. En otros, como en el caso del oro del tatarabuelo, está escondido esperando que lo encuentres. La Biblia es una guía de entrenamiento para ganadores, y un mapa para los buscadores de tesoros.

Como mapa, nos llevará hacia los tesoros de la sabiduría y la verdad. Como guía de entrenamiento, nos ayudará a traer a nuestra casa el tesoro del cielo. De cualquier manera que la utilices, como guía de entrenamiento o como mapa, siempre saldrás ganando. Y es que Jesús es oro puro.

LECTURAS DEVOCIONALES PARA MENORES 2014
EN LA CIMA
Por: Kay D. Rizzo

jueves, 2 de enero de 2014

LA ESTRATEGIA

menores 4
Me has dirigido con tus consejos y al final me recibirás con honores. Salmo 73: 24.

«¡Quiero ganar! ¡Quiero ganar!», era lo único en lo que pensaba José mientras corría. Quería demostrarle a su nuevo entrenador lo que era capaz de hacer. Estaba decidido a lograrlo, pero los demás competidores lo iban dejando atrás uno tras otro. Cuando cruzó la meta, algunos le llevaban una vuelta completa de ventaja. José no entendía lo que había ocurrido. Al disparo de salida, había despegado velozmente, y a los pocos segundos ya había adelantado incluso a los corredores más veloces. Pero no había sido capaz de mantener aquella velocidad durante todo el recorrido. Eso ya le había ocurrido en la escuela, y lo estaba viviendo de nuevo en la secundaria.

Avergonzado, José se dirigió al vestuario para ducharse, vestirse y marcharse antes de que sus compañeros de equipo regresaran de la pista. Casi lo logró, pero cuando se echó la mochila al hombro para irse se encontró de frente con el entrenador, precisamente la persona con quien menos quería encontrarse.

—Hola, José —le dijo el entrenador poniéndole la mano en el hombro—.

Me ha impresionado tu velocidad de hoy.

—¡¿Mi velocidad?! —dijo José extrañado—. Si he sido el último en cruzar la meta.

—Sí, pero tienes una excelente arrancada —dijo el entrenador.

—Menudo consuelo… —murmuró José entre dientes— Pero en la primera vuelta comienzo a quedarme rezagado.

—¿No te gustan las carreras de velocidad? —preguntó el entrenador.

—¿Las carreras de velocidad? —repitió José.

—Sí—insistió el entrenador—. No todos tienen las mismas cualidades, por eso no todos sirven para las carreras de larga distancia. Tú podrías ser un excelente corredor de carreras de velocidad. Piénsalo.

—Es posible que tenga razón —respondió José con una sonrisa—. Tal vez he estado practicando el deporte equivocado todo este tiempo. ¿Cómo se ha dado cuenta?

El entrenador sonrió y, alborotando el cabello del joven, le dijo:

—Ese es mi trabajo.

Jesús, tu Entrenador, sabe qué es lo mejor para ti. Su trabajo es saberlo. Solo debes preguntarle qué camino debes tomar, y él te dará la respuesta.

LECTURAS DEVOCIONALES PARA MENORES 2014
EN LA CIMA
Por: Kay D. Rizzo

miércoles, 1 de enero de 2014

EN SUS MARCAS, LISTOS, ¡FUERA!

menores 4

Te enseñaré el camino que debes seguir.
Salmo 32: 8.

En sus marcas, listos, ¡fuera! El disparo de salida surca el viento, dando así comienzo a la carrera. La multitud anima a los corredores olímpicos, que dejan atrás la línea de salida y luchan por sus posiciones. El tramo que tienen por delante es largo y complicado. Los competidores deberán subir colinas y atravesar valles. Paso a paso y kilómetro a kilómetro, llegarán a la meta.

Para ganar una carrera de larga distancia hace falta más que simplemente saber correr. Hace falta talento, determinación, horas de entrenamiento, una alimentación equilibrada, e incluso un buen descanso. La diferencia entre el ganador y los demás corredores también tiene mucho que ver con la capacidad de su entrenador para motivarlo y enseñarle cómo ganar.

Cada corredor analiza con su entrenador sus propias carreras y las que han corrido otros campeones olímpicos. El entrenador desarrolla una estrategia para ganar, indicándole a su corredor en qué momentos debe ir al mismo paso de los demás corredores, y cuándo debe cambiar de ritmo. Para ello, analiza el estilo de los rivales. Aunque a primera vista parezca que el corredor va solo, no es así. El entrenador lo acompaña durante toda la carrera.

Comparte estrategias con él sobre la mejor manera de ganar, y lo anima en todo momento.

Yo también soy corredora, pero de las olimpíadas del Cielo, y tengo un Entrenador. Mi Entrenador y yo planificamos juntos la mejor manera de correr la carrera. El me ayuda a identificar las fallas que hacen que me rezague, y me dice qué debo hacer para ganar. Pone a mi disposición los mejores instrumentos de ayuda que existen y me enseña las fortalezas y debilidades de corredores del pasado como Moisés, Daniel, Sara o Rut. Me advierte sobre las engañosas tácticas de «mi gran rival». Mi Entrenador, Jesús, ha trazado una estrategia ganadora diseñada especialmente para mí. El es también tu Entrenador, y puede mostrarte el camino a seguir para ganar la carrera. Con toda seguridad venceremos si seguimos sus instrucciones.

Hoy nos encontramos posicionados en la línea de salida de un nuevo año. Estamos entrenando para las olimpíadas celestiales, y nuestro Entrenador está dándonos las instrucciones para que ganemos la carrera. Así que… en sus marcas, listos, ¡fuera!

LECTURAS DEVOCIONALES PARA MENORES 2014
EN LA CIMA

Por: Kay D. Rizzo

martes, 31 de diciembre de 2013

CAMINO A CASA

Portada Menores
Lugar: Bulgaria

Palabra de Dios: Apocalipsis 21:3

Mientras Ilia se adentraba en el río torrentoso, mantenía su ropa seca sobre la cabeza. El agua se sentía fría sobre su piel, pero no le importaba: estaba en camino a casa. Un ejército lo había tomado como prisionero de guerra, pero había logrado escapar, con un amigo.

-¿Cómo estás? -preguntó Ilia, mirando a su amigo.

-Bien. Ya estamos a la mitad.

Cuando llegaron a la otra orilla, se vistieron la ropa seca y siguieron caminando. La gente con la que se habían quedado el día anterior les había dado instrucciones acerca de dónde ir. Unos pocos kilómetros más, y verían una casa pequeña; la gente de allí los recibiría, les habían dicho, y los ayudarían.

Ilia y su amigo siguieron viajando de esta manera, deteniéndose en casas a lo largo del camino. Sus pies estaban cansados, y a veces tenían que viajar de noche, pero un pensamiento los mantenía caminando: se dirigían a su casa.

-¡Mira! ¡Ya casi llegamos! -exclamó Ilia, al llegar a terrenos conocidos.

De allí en adelante, casi no podían contener su entusiasmo. ¡Mi casa! Qué maravilloso sería ver otra vez a su familia. Los largos días de viaje habían valido la pena. ¡Ya casi estaban en casa!

¿No será grandioso cuando lleguemos a nuestro hogar celestial?

¡Qué emocionante será aquello! El viaje puede ser difícil por momentos, pero, cuando lleguemos allá, todo habrá valido la pena. Allí, viviremos con Dios porque, “¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios”
                                                                            
Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

lunes, 30 de diciembre de 2013

TUMBA REAL

Portada Menores
Lugar: Egipto

Palabra de Dios: Hebreos 11:24-26

Si viajas a Egipto, verás una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. De hecho, es la única que existe todavía. La Gran Pirámide de Giza fue construida hace más de 4 mil años y, sin embargo, todavía está en pie. Hasta puedes entrar hasta cierto lugar (por un precio, claro).

La pirámide es enorme. Tiene una base cuadrada de 228 metros por lado y su altura es de 137 metros. Los antiguos egipcios colocaron un bloque de piedra tras otro hasta la punta, para crear esta magnífica estructura. La pirámide tiene un total de 2 millones de bloques, y cada uno pesa más de 2 toneladas.

¿Con qué finalidad construyeron los egipcios la pirámide de Giza, o cualquier otra pirámide? Las construyeron para los faraones, los gobernantes de Egipto. Cuando los reyes morían, los colocaban en cámaras dentro de las pirámides, junto con un gran tesoro. Imagina tener una tumba casi tan alta como un edificio de 40 pisos. Los gobernantes de Egipto debieron haber sido personas muy importantes, para tener tumbas tan grandes.

Así de importante era Moisés en la sociedad egipcia. Criado en la familia del rey, probablemente podrían haberle construido una pirámide gigantesca o alguna otra tumba especial. Pero, Moisés eligió dejar todo esto por Dios. Así es como lo describe la Biblia: “Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón.

Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa”

Moisés estaba en lo correcto. Ni siquiera la promesa de una pirámide gigante podía alejarlo de servir a Dios. Decidamos hacer lo mismo.

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

sábado, 28 de diciembre de 2013

EL CHICO DE LAS BOLSAS

Portada Menores
Lugar: Carolina del norte, EE.UU.

Palabra de Dios: Gálatas 6:9,10

Katherine le pagó al cajero y comenzó a empujar el carro lleno de mercaderías hasta su auto, bajo la lluvia. Acababa de salir de su tumo de doce horas en el trabajo, estaba agotada y se sentía un poco enferma. Hubiese regresado derecho a su casa, pero había tenido que parar y comprar algo de comida, porque su mamá estaba por llegar de visita. Cuando abrió la puerta de atrás de su auto, uno de los chicos que embolsan las compras se acercó y le ofreció su ayuda.

-Gracias, pero necesito acomodar yo las cosas -le dijo Katherine-.

Cuando llegue a casa, solo voy a bajar las cosas que necesitan refrigeración.

El muchacho sonrió.

-Súbase al auto -le dijo-. Yo me encargo de todo.

Katherine estaba contenta de salir de la lluvia, así que hizo lo que el chico le dijo, pensando que cuando llegara a su casa tendría que bajar todas las cosas. Unos minutos más tarde, el chico golpeó la ventanilla.

Cuando Katherine le ofreció dinero por su ayuda, él sacudió la cabeza.

-Solo quería decirle que las cosas que necesitan mantenerse en el frío son las que están mas cerca de la puerta -le dijo, con una sonrisa-.

Espero que tenga una buena noche.

Era un sencillo acto de bondad, pero hizo que Katherine se sintiera mucho mejor.

“No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe”.

¿Qué puedes hacer hoy, para ayudar a alguien? ¿Qué puedes hacer para alegrar a alguien en este día? Un pequeño acto de bondad tiene gran alcance.

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

viernes, 27 de diciembre de 2013

UN VIAJE EN TRICICLO

Portada Menores
Lugar Filipinas

Palabra de Dios: Daniel 6:22

Equipados con Biblias y provisiones médicas básicas, Santiago y su compañero misionero Andrés salieron, listos para ir a visitar a algunas personas de la ciudad. Habían llegado a este lugar no hacía mucho tiempo, y habían encontrado que la obra de difundir el evangelio era desafiante y, a la vez, les traía muchas satisfacciones.

Al llegar a la calle, Santiago extendió el brazo e hizo señas a un triciclo. El triciclo era una forma común de transporte público en esa parte de las Filipinas. Consistía en una moto con un sidecar, en el cual viajaban los pasajeros. Santiago dijo al conductor adonde ir, y comenzaron el viaje por el camino lleno de baches.

Aunque habían orado antes de salir de la casa, Santiago sintió la necesidad de pedir la presencia de Dios una vez más. “Señor, por favor, está con nosotros hoy”, oró. “Ayúdanos a llegar al corazón de las personas con tu amor. Señor, realmente te necesitamos”.

Siguió orando en silencio, hasta que llegaron a su destino. Al bajarse, Santiago metió la mano en su bolsillo y sacó dos pesos.

-Salamat po [Muchas gracias] -dijo, pagando al conductor.

El conductor miró las monedas y sacudió la cabeza.

-Tres pesos -dijo.

-¿Tres pesos? Pero, si cuesta un peso por persona.

-"Tres pesos -insistió el conductor-. Ustedes son tres: uno, dos, tres.

Santiago y Andrés se miraron. En ese momento, se dieron cuenta de que un ángel había estado con ellos. Dios les estaba mostrando que no estaban solos. Al igual que el Daniel de la Biblia, ellos podían decir: “Mi Dios envió a su ángel” Nosotros también podemos decir lo mismo. Los ángeles de Dios cuidan de ti y de mí.

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

jueves, 26 de diciembre de 2013

UNA LARGA VIDA

Portada Menores
Lugar: Japón

Palabra de Dios: 1 Juan 2:25

Feliz cumpleaños, señor Izumi!

El anciano respondió saludando con la mano. Era el 29 de 1985, y sus amigos y familiares estaban pasando a saludar a Shigechiyo Izumi para desearle un feliz cumpleaños.

Esta no era una fiesta común de cumpleaños. De acuerdo con los informes del censo, el señor Izumi había nacido en 1865. Si el señor Izumi hubiera tenido una torta de cumpleaños, habría tenido muchas velitas que encender: 120. Probablemente, era el hombre de más edad en todo el mundo, en esa época.

¿Puedes imaginar lo que es vivir tanto tiempo? Durante los 120 años de su vida, se inventaron muchas cosas nuevas, como la luz eléctrica, las computadoras, Internet, y electrodomésticos que nosotros damos por sentado, como el teléfono, el aire acondicionado, los tostadores y los hornos a microondas. Había estado vivo cuando se hundió el Títanic, durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, y  cuando el hombre llegó a la luna por primera vez.

Hoy, gracias a los avances de la medicina y el aumento del conocimiento acerca de la salud y el estilo de vida, las personas viven más tiempo. El promedio de vida está entre los 70 y los 80 años, en los países desarrollados. Pero, todavía estamos muy lejos de vivir tanto tiempo como vivían las personas antes del diluvio. Génesis 5 nos informa que Adán vivió 930 años; Set vivió 912 años; Enós vivió 905 años; Cainán, 910 años; y la lista continúa.

Pero, vivir aun más de 900 años palidece en comparación con vivir eternamente. Eso es lo que Dios promete a sus hijos. No cientos de años o miles de años; ni siquiera millones de años, sino para siempre.

Eternidad. “Ésta es la promesa que él nos dio: la vida eterna”. Sí, Dios quiere pasar la eternidad contigo y conmigo.

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

martes, 24 de diciembre de 2013

FELIZ NAVIDAD

Portada Menores
Lugar: Colorado, EE.UU.

Palabra de Dios: Mateo 6:3,4

Tara, de siete años, y sus cuatro hermanos y hermanas se reunieron en la sala. Por la mirada seria de sus padres, podían darse cuenta de que algo andaba mal.

-Lo lamentamos, chicos -comenzó la mamá-, pero me parece que este año no habrá regalos para Navidad.

Tara trató de no sentirse chasqueada, mientras su papá explicaba la situación.

-Con todos los gastos médicos que tuvimos por la cirugía de rodilla que tuve, y porque no pude trabajar durante casi todo el año, no tenemos suficiente dinero.

Llegó el día de Navidad, y ellos hicieron lo mejor posible por estar alegres. La mamá recordó a los niños que tenían muchas razones por las cuales estar agradecidos. Después de todo, todavía tenían una casa calentita en la cual vivir, y tenían comida. En algún momento de la mañana, sonó el timbre.

-Yo abro -dijo Tara, corriendo hacia la puerta.

Pero, cuando la abrió, no había nadie allí; solo una caja grande en el porche.

-¡Mamá, papá, vengan! -llamó Tara- Alguien dejó una caja envuelta con papel navideño. ¿Podemos abrirla?

Todos se reunieron en la sala y abrieron la caja. Adentro, había juguetes, ropa y comida para toda la familia. Aparentemente, alguien se había enterado de la situación que vivían y había decidido ayudar.

Tara nunca olvidó el día de navidad de 1980 y el gozo que alguien les regaló. La familia nunca pudo descubrir quién dejó esa caja frente a su casa esa mañana, pero estoy segura de que el dador anónimo también se sintió bendecido. Cierta vez, dijo Jesús: “…cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará”.

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

lunes, 23 de diciembre de 2013

NOSOTROS NO PELEAR

Portada Menores
Lugar: Bélgica

Palabra de Dios: Lucas 2:14

Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad”, cantaron los ángeles cuando se aparecieron a los pastores la noche del nacimiento de Jesús.

Pero, al acercarse la Navidad del año 1914, la paz y la buena voluntad parecían muy lejanas. Muchos países estaban en guerra; un conflicto implacable que más tarde llegó a ser conocido como la Primera Guerra Mundial. Aunque había estado desarrollándose tan solo unos meses, la guerra ya se había cobrado centenares de miles de víctimas… Y duraría otros cuatro largos años.

Esa fría noche de diciembre, las tropas alemanas enfrentaban a las tropas británicas y francesas, a lo largo de kilómetros de trincheras lodosas. Muchos de los soldados estaban pensando en la Navidad, y deseando estar en sus casas, con sus familias.

Entonces, algo asombroso sucedió. Soldados del lado alemán comenzaron a cantar villancicos y a colocar pequeños arbolitos navideños iluminados con velas, fuera de sus trincheras. Los soldados ingleses y franceses comenzaron a unirse a los cantos. Aparecieron carteles: “Ustedes no pelear. Nosotros no pelear”. Ambos bandos llamaron a una tregua espontánea. Y los soldados abandonaron las trincheras y caminaron hasta un lugar neutral. Allí, se saludaron y hasta intercambiaron regalos. La tregua no duró mucho pero, esa Navidad, los soldados vivieron unos pocos momentos de paz y de buena voluntad.

Esa es una pequeña vislumbre de lo que puede ocurrir cuando Jesús está en nuestros corazones. Él puede reunir hasta a los enemigos más enconados. Invita a Jesús a tu corazón, y pídele que te ayude a llevarte bien con quienes te rodean. Permite que él te ayude a encontrar paz mientras esperas su Segunda Venida, cuando tendremos verdadera paz y buena voluntad en la tierra.

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

domingo, 22 de diciembre de 2013

APOLO VIII

Portada Menores
Lugar: Estados Unidos

Palabra de Dios: Génesis 1:1-4; Salmo 19:1

En diciembre de 1968, los Estados Unidos lanzaron el Apolo VIII, que entró en órbita alrededor de la luna. Fue la primera misión tripulaba que logró esto. A bordo, iban tres astronautas: Wílliam Anders, Jim Lovell y Frank Borman. La misión llevó siete días, e incluyó diez vueltas alrededor de la luna.

¿Puedes imaginar lo que habrá sido ver la Tierra desde una distancia tan lejana? Los tres astronautas filmaron la Tierra y la luna, para transmitirlo por televisión. Y, mientras transmitían las imágenes, William Anders declaró: “Para todos los habitantes de la Tierra, los tripulantes del Apolo VIII, tenemos un mensaje que queremos enviarles”.

Y entonces comenzó a leer Génesis 1: “Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas. Y dijo Dios: ‘¡Que exista la luz!’ Y la luz llegó a existir. Dios consideró que la luz era buena y la separó de las tinieblas” Jim Lovell continuó leyendo el relato de la Creación. Frank Borman también leyó algunos versículos, antes de agregar: “Y la tripulación del Apolo VIII cerramos, deseándoles buenas noches, buena suerte y ¡feliz Navidad! Dios bendiga a todos; a todos ustedes, en la buena Tierra”.

Cuando Anders, Lovell y Borman vieron la asombrosa escena desde el espacio exterior, no fue sorprendente que sus mentes se volvieran al Creador. Después de todo, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos”.

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

sábado, 21 de diciembre de 2013

ALEGRÍA NAVIDEÑA

Portada Menores

Lugar: Nueva Zelanda

Palabra de Dios: Proverbios 25:20

La melodía de villancicos navideños se oía en medio del silencio de la noche. “La primera Navidad fue una noche de paz…” “Allá en el pesebre…” “Noche de paz, noche de amor…”

La música provenía de la casa de la señora Adams, quien aparentemente disfrutaba de las fiestas. Había decorado su casa con brillantes luces navideñas, que eran acompañadas de música navideña lo suficientemente fuerte como para que todo el vecindario la oyera. No pasó mucho tiempo antes de que los vecinos comenzaran a protestar.

Finalmente, un inspector municipal llamó a su puerta.

-Hemos recibido algunas quejas por su decoración navideña –le informó cortésmente el hombre a la señora Adams-, Le agradeceríamos si puede apagar la música. Noche de paz: ¡eso es lo que sus vecinos están pidiendo!

La señora Adams parecía sorprendida.

-Yo sé que la música se vuelve molesta después de un rato -respondió-.

Por eso, solo la dejo encendida tres o cuatro horas cada noche.

¿Por qué no aprecian un poco de Navidad?

Pero, los vecinos que se habían quejado no estaban en contra de la música navideña; lo que no querían era tenerla de noche a todo volumen en sus casas. Sí, hasta la alegre música navideña tiene su tiempo y su lugar. Y eso es lo que la Biblia dice, en este versículo: “Dedicarle canciones al corazón afligido es como echarle vinagre a una herida o como andar desabrigado en un día de frío”.

¿Alguna vez echaste vinagre sobre una herida? Créeme, arde. ¿Te sacaste el abrigo en un día de frío? Eso no es muy agradable, tampoco.

Y si tienes un amigo que se siente mal, cantarle canciones quizá no sea lo mejor. Pide a Dios que te ayude a ser un buen amigo. Quizá lo que tu amigo necesita es alguien que lo escuche o lo ayude. Tal vez, una palabra de ánimo o una oración especial.

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

jueves, 19 de diciembre de 2013

DE VUELTA A PRISION

Portada Menores
Lugar: Italia

Palabra de Dios: Gálatas 5:1

El señor Martelli caminaba para arriba y para abajo, en su casa en la isla de Cerdeña. Se sentía inquieto, y deseaba saber qué hacer.

-Está libre. Puede irse -le había dicho el guarda cárcel. Y así fue como este hombre, de 34 años, salió de la prisión donde había estado encarcelado.

Ahora, estaba viviendo en una casa sin rejas que lo rodearan, y el señor Martelli sentía extrañeza. Se había acostumbrado a su celda, y la extrañaba. ¿Qué podía hacer? “Voy a volver a la prisión”, decidió.

Después de empacar unas pocas cosas, Martelli se dirigió a la prisión de la ciudad de San Sebastián y golpeó la puerta.

-¿Puedo ayudarlo? -preguntó el guardia, al abrir la puerta.

-Sí, me gustaría que me encerraran un tiempo, por vandalismo -explicó el señor Martelli-. Quiero volver; extraño mi celda.

Los guardias se negaron a dejarlo entrar.

-Usted está libre -le explicaron-. Ya no pertenece a este lugar.

El señor Martelli se dirigió, entonces, a la policía, y presentó una queja contra los guardias, diciendo que no lo habían dejado entrar.

Suena medio tonto, ¿no es cierto? ¿Por qué alguien preferiría estar preso, en lugar de tener libertad? Aunque Martelli había sido puesto en libertad, estaba tan acostumbrado a estar en prisión que quería volver allí.

A ti y a mí también se nos ha garantizado la libertad: la libertad del pecado. Pero, a veces, estamos tan acostumbrados a vivir bajo la esclavitud del pecado que podemos sentimos tentados a volver a él.

No seas como el señor Martelli. Recuerda: “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud”

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

martes, 17 de diciembre de 2013

RAYOS X

Portada Menores

Lugar: Alemania

Palabra de Dios: Salmo 44.21

¿-Alguna vez fuiste a un hospital o clínica para que te tomaran rayos Si lo hiciste, puedes estar agradecido a Wílhelm Konrad Von Roentgen, un físico alemán, quien descubrió el proceso allá, en 1895.

Este proceso comprende rayos que penetran, conocidos como “rayos Roentgen”, producidos por un tubo que contiene dos electrodos.

Los primeros rayos X que se tomaron alguna vez no fueron de huesos, sino de una llave, y sucedió por accidente. Roentgen estaba trabajando en un laboratorio, haciendo experimentos con un tubo que producía rayos de electrones, llamados rayos catódicos. Un día, mientras salía para almorzar, dejó el tubo, todavía encendido, sobre un libro.

Lo que Roentgen no sabía era que, dentro del libro, había una llave, y que el libro estaba apoyado sobre papel fotográfico. Más tarde, cuando el científico encontró el papel y lo reveló, descubrió la imagen de la llave.

Hoy en día, los rayos X son una parte importante de la medicina y de la ciencia. Por ejemplo, si tienes un hueso roto, el médico le hace sacar una radiografía, para comprobar cuán seria es la fractura.

Cuando te sacan una radiografía, los rayos atraviesan tu cuerpo y arrojan sombra sobre la película. Como los rayos no pueden pasar tan fácilmente por el hueso, crean sombras más densas, que se ven como zonas más claras, en la película.

¿No es grandioso que los profesionales de la salud puedan ver lo que hay en tu interior? Dios puede hacer lo mismo, pero no necesita de la ayuda de rayos X o de la tecnología moderna, “…él conoce los más íntimos secretos” Y quiere hacerte una mejor persona por dentro y por fuera.

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

lunes, 16 de diciembre de 2013

LA ORACIÓN DE ELY

Portada Menores
Lugar: Indiana, EE.UU.

Palabra de Dios: 1 Timoteo 2:1

¿Por qué profesor debería orar?” se preguntó Ely mientras caminaba hacia el aula. Acababa de salir de la clase de Biblia, donde habían estado hablando de orar por otros. Justo antes de que tocara el timbre, el profesor les dio una tarea.

-Quiero que oren por uno de sus profesores -les dijo-. No solo a solas, sino que oren con ese profesor.

Ahora, mientras Ely pasaba frente al laboratorio de Ciencias, vio al señor Simón, su profesor de Química, trabajando en su escritorio.
“Podría orar con el señor Simón”, decidió. Se acercó a la puerta, pero vaciló. Se veía ocupado. Quizá no era un buen momento.

Pero, el señor Simón levantó la vista.

-Hola, Ely. ¿Te puedo ayudar en algo?

Un poco avergonzada de que la hubiese visto, Ely dijo, tímidamente: -Humm… Me preguntaba… ¿Estaría bien si oro por usted? No quiero molestarlo.

-Claro -dijo el señor Simón alegremente, aliviando un poco la ansiedad de Ely-, Entra.

Ely le preguntó si tenía algún pedido especial, y luego el profesor y la alumna inclinaron la cabeza, para orar.

-Gracias, Ely -dijo el señor Simón cuando terminaron-. Lo necesitaba.

“No fue tan terrible”, pensó Ely cuando salió del laboratorio. “Y me parece que al señor Simón le gustó. Quizá debería orar con algún otro de mis profesores, también”.

El apóstol Pablo escribió: “…recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos”. ¿Alguna vez preguntaste a un profesor o maestro si podías orar por él o ella? ¿Y a tu pastor? ¿O a tus vecinos? Quizá te sientas nervioso al principio, como Ely, pero probablemente encontrarás que la mayoría de las personas aprecian tus oraciones.

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

domingo, 15 de diciembre de 2013

SE BUSCA GERENTE

Portada Menores

Lugar: China

Palabra de Dios: Mateo 4:19

Una empresa petrolera ideaba abrir una nueva sucursal en China, y tenían que contratar a alguien para que fuera el nuevo gerente.

Los jefes querían un hombre joven con buenas cualidades; alguien que se hubiera graduado de la universidad; que tuviera buenas capacidades de liderazgo; y que hablara chino con fluidez. Después de buscar mucho, encontraron el hombre perfecto para el cargo.

El joven era un misionero de 28 años, que trabajaba en la ciudad donde se abrirían las nuevas oficinas de la empresa. Los jefes se enteraron de que el hombre tenía un sueldo muy bajo, así que pensaron que no sería muy difícil contratarlo.

Un representante de la empresa se acercó al hombre:

-Nos gustaría ofrecerle un trabajo como gerente de nuestra empresa petrolera -le dijo al misionero-. El salario sería unas diez veces más de lo que usted gana actualmente.

Aunque sorprendido por la oferta del cargo más alto en la compañía, el misionero cortésmente respondió:

-No, muchas gracias. No puedo aceptarlo.

-Le pagaremos más -insistió el agente, nombrando una cifra más alta todavía.

El misionero, nuevamente, declinó el ofrecimiento.

El agente no podía creer que el hombre estuviera rechazando el trabajo.

-¿Cuánto quiere ganar? -le preguntó-. Diga su precio.

Sonriendo, el misionero sacudió la cabeza.

-No se trata del sueldo; su ofrecimiento es muy generoso. Pero, yo estoy aquí como misionero, no por el dinero, no por el prestigio, sino para compartir el amor de Dios.

¿Qué puedes hacer hoy para compartir el amor de Dios? No te preocupes por cuánto dinero ganarás o cuánto crédito te darán. Solo sal, y comparte las buenas noticias. “Vengan, síganme -les dijo Jesús-, y los haré pescadores de hombres

Lectura Devocional para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson