Lugar: China
Palabra de Dios: Mateo 4:19
Una empresa
petrolera ideaba abrir una nueva sucursal en China, y tenían que contratar a
alguien para que fuera el nuevo gerente.
Los jefes
querían un hombre joven con buenas cualidades; alguien que se hubiera graduado
de la universidad; que tuviera buenas capacidades de liderazgo; y que hablara
chino con fluidez. Después de buscar mucho, encontraron el hombre perfecto para
el cargo.
El joven era
un misionero de 28 años, que trabajaba en la ciudad donde se abrirían las
nuevas oficinas de la empresa. Los jefes se enteraron de que el hombre tenía un
sueldo muy bajo, así que pensaron que no sería muy difícil contratarlo.
Un
representante de la empresa se acercó al hombre:
-Nos gustaría
ofrecerle un trabajo como gerente de nuestra empresa petrolera -le dijo al
misionero-. El salario sería unas diez veces más de lo que usted gana
actualmente.
Aunque
sorprendido por la oferta del cargo más alto en la compañía, el misionero
cortésmente respondió:
-No, muchas
gracias. No puedo aceptarlo.
-Le pagaremos
más -insistió el agente, nombrando una cifra más alta todavía.
El misionero,
nuevamente, declinó el ofrecimiento.
El agente no
podía creer que el hombre estuviera rechazando el trabajo.
-¿Cuánto
quiere ganar? -le preguntó-. Diga su precio.
Sonriendo, el
misionero sacudió la cabeza.
-No se trata
del sueldo; su ofrecimiento es muy generoso. Pero, yo estoy aquí como
misionero, no por el dinero, no por el prestigio, sino para compartir el amor
de Dios.
¿Qué puedes
hacer hoy para compartir el amor de Dios? No te preocupes por cuánto dinero
ganarás o cuánto crédito te darán. Solo sal, y comparte las buenas noticias.
“Vengan, síganme -les dijo Jesús-, y los haré pescadores de hombres”
Lectura Devocional para
Menores
En algún lugar del
Mundo
Por Helen Lee
Robinson
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