Amen al Señor, todos sus fieles;
él protege a los dignos de confianza,
pero a los orgullosos les da su merecido.
Cobren ánimo y ármense de valor,
todos los que en el Señor esperan.
Salmo
31:23-24
La mediocridad
es algo que en ocasiones lleva a la búsqueda y a la realización de tareas
fáciles, aquellas que no exigen mucho esfuerzo y que cualquiera puede hacer.
Quien aspira a grandes cosas en la vida, debe reconocer que únicamente se
obtienen con esfuerzo, tenacidad y trabajo arduo.
La pereza y la
apatía son los grandes aliados de la mediocridad. La pereza dice que los
proyectos se deben postergar, mientras que la apatía afirma que no vale la pena
esforzarse. Quienes se dejan llevar por esas dos actitudes se dispondrán a la
búsqueda de tareas fáciles, que no importunen sus capacidades y que no
requieran inversión de mucho tiempo o esfuerzo.
El Señor, por
medio de la pluma de Elena de White, nos exhorta: “Recuerden que en cualquier
puesto que sirvan, revelan qué móvil los inspira, y desarrollan el carácter.
Cuanto hagan, háganlo con exactitud y diligencia; dominen la inclinación a
buscar tareas fáciles” (Mensajes para los jóvenes, p. 134).
Al crearnos,
Dios nos entregó herramientas para que forjáramos nuestra existencia.
Todos los
seres humanos las poseemos. La diferencia estriba en el hecho de que algunos no
las utilizamos, y otros las dejamos enmohecer. No es la cantidad de recursos
que poseemos lo que nos aportará prosperidad, sino la forma en que los
empleemos.
La vida actual
nos exige excelencia en todo. Desde el ámbito del hogar hasta el profesional,
la mujer debe tener aspiraciones que la conduzcan al logro de altos objetivos.
El libro de Proverbios describe a la mujer que se esmera, que se esfuerza, y
que trabaja arduamente con visión y creatividad (Proverbios 31). Son muchas las
mujeres que pierden la vida y el tiempo mientras se mantienen embelesadas en
actividades superfluas, simples e infructíferas. Se afanan en lo que no es de
provecho y buscan lo que perece.
Amiga, no has
de perder el tiempo, sino que has de emplearlo como una inversión.
Las tareas
fáciles no desafían el intelecto, no desarrollan nuestras habilidades y, aunque
Dios anhela usarnos, no lo puede hacer si no aceptamos retos difíciles.
¡Apunta hacia
lo alto y verdadero! Este es un buen día para comenzar. Dios estará contigo a
cada paso.
Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
No hay comentarios.:
Publicar un comentario