“Así que no temas porque yo estoy
contigo;
no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré;
te sostendré con mi diestra victoriosa”.
Isaías 41:10, NVI.
Fue un trabajo
de parto muy difícil, porque mi bebé estaba mal ubicado y no podía descender
por el canal de parto. La situación exigía una cesárea, pero finalmente el
alumbramiento fue por parto natural.
Afronté mucho
sufrimiento físico, pero al fin nació mi hermoso bebé, un regalo de Dios. Con
la felicidad vino también el dolor.
Tuve que
enfrentar la triste noticia de que mi hijito había nacido con una parálisis
cerebral. Cuando los médicos me lo comunicaron, creí que iba a
enloquecer, y junto con mi familia entramos en un estado de desesperación y
angustia, pensando que nuestro hijito no caminaría, no hablaría ni crecería.
No tuve el
coraje de preguntarle al Señor el “por qué”. Pacientemente acepté la realidad y
le pedí a Dios que me diera la humildad y el valor necesarios para aceptar esta
terrible prueba. El Señor, en su infinita misericordia, me dio mucho amor,
salud y paciencia. Durante los trece años que pasaron, pude ver la mano
poderosa de Dios con nosotros. Nos unimos como familia, nos desenvolvimos con
normalidad en el ministerio y la vida cotidiana. También tuvimos la oportunidad
de testificar ante nuestros vecinos, amigos, la iglesia y las instituciones
especiales donde mi hijito era atendido. Cada día recibíamos consolación, la
fuerza del Señor.
En este mundo
pasaremos por experiencias, felices, otras desconcertantes, difíciles o
tristes, pero no desfallezcas. Jesús dijo: “Estas cosas os he hablado para que
en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción: pero confiad, yo he vencido
al mundo” (Juan 16:33).
La promesa de
Jesús es que naciste para ser una vencedora; victoriosa en todas las pruebas y
dificultades de la vida. Por tanto, disfruta de los momentos gratos con gozo en
tu corazón. Sonríe, consuela al que sufre y sé un lazarillo para el perdido y
el desvalido. Mientras caminas en esta vida hacia la Canaán celestial ayuda,
sirve, predica, testifica. Las promesas de Dios se cumplirán si las reclamas.
Que Dios bendiga tu día y allane tus dificultades.
Bertha Lucana
de Chuquimia , Bolivia
Meditaciones
Matutinas para la mujer
“DE MUJER A MUJER”
Recopilado por: Pilar Calle de Henger