martes, 24 de diciembre de 2013

AMOR Y ALEGRIA PARA HOY

Portada Mujeres
Firme está, oh Dios, mi corazón;
¡voy a cantarte salmos, gloria mía!
¡Despierten, arpa y lira!
¡Haré despertar al nuevo día!
Salmo 108:1-2

La oradora internacional Mary Manin Morrissey dijo en cierta ocasión: “Aporta amor a tu día.  Este momento es todo lo que tenemos, y todo lo que llegaremos a tener, y es en el que encontraremos la alegría y el poder de la presencia de Dios”.

El secreto de vivir con alegría el día a día, depende de nuestra actitud mental y de la relación que tengamos con Dios.

Un día puede traer de todo. Los percances surgen sin que los podamos evitar.

Sin embargo, los buenos momentos aportan pinceladas de color y de esperanza a nuestros quehaceres cotidianos, y esto es algo que debemos aprender a valorar.

Comenzar con una alabanza es la mejor manera de dar principio a la jornada diaria. Alabemos primeramente a Dios porque conserva nuestra respiración, hace latir nuestro corazón y circular todo el torrente de vida por nuestro cuerpo. Digamos con el salmista: “Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre.

Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:1-2).

Seguramente en el transcurso de este día encontrarás obstáculos que te inviten a vacilar y retroceder. Es bueno que entonces recuerdes que Dios conoce el camino por el que transitas y las metas que te has propuesto. Continúa tu marcha aunque sea con paso vacilante; al final Dios afirmará tu pie en la senda del bien.

Tu éxito estará garantizado cuando aprendas a disfrutar de cada experiencia que venga aparejada con el diario vivir. No evadas las situaciones difíciles, siempre y cuando estas sean útiles para tu crecimiento personal. Ellas harán de ti una guerrera invencible en las luchas de la vida. Deja a tu paso una estela de amor y bondad. Haz que todos los que te vean puedan sentirse inspirados gracias a tu presencia. En los momentos de tristeza, mira hacia atrás y recuerda los momentos felices que has tenido en tu vida. Sonríe a menudo. Una expresión de gratitud elevada a Dios abrirá las ventanas de los cielos y permitirá que tu tristeza sea consolada.

Recuerda que bienaventurado es todo aquel que cree y acepta a Jesús. ¡Que Dios te bendiga, hoy y siempre, al gozarte en su amor y en su salvación!

Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

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