Firme está, oh Dios, mi corazón;
¡voy a cantarte salmos, gloria mía!
¡Despierten, arpa y lira!
¡Haré despertar
al nuevo día!
Salmo 108:1-2
La oradora
internacional Mary Manin Morrissey dijo en cierta ocasión: “Aporta amor a tu
día. Este momento es todo lo que tenemos, y todo lo que llegaremos a
tener, y es en el que encontraremos la alegría y el poder de la presencia de
Dios”.
El secreto de
vivir con alegría el día a día, depende de nuestra actitud mental y de la
relación que tengamos con Dios.
Un día puede
traer de todo. Los percances surgen sin que los podamos evitar.
Sin embargo,
los buenos momentos aportan pinceladas de color y de esperanza a nuestros
quehaceres cotidianos, y esto es algo que debemos aprender a valorar.
Comenzar con
una alabanza es la mejor manera de dar principio a la jornada diaria. Alabemos
primeramente a Dios porque conserva nuestra respiración, hace latir nuestro
corazón y circular todo el torrente de vida por nuestro cuerpo. Digamos con el
salmista: “Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre.
Alaba, alma
mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:1-2).
Seguramente en
el transcurso de este día encontrarás obstáculos que te inviten a vacilar y
retroceder. Es bueno que entonces recuerdes que Dios conoce el camino por el
que transitas y las metas que te has propuesto. Continúa tu marcha aunque sea
con paso vacilante; al final Dios afirmará tu pie en la senda del bien.
Tu éxito
estará garantizado cuando aprendas a disfrutar de cada experiencia que venga
aparejada con el diario vivir. No evadas las situaciones difíciles, siempre y
cuando estas sean útiles para tu crecimiento personal. Ellas harán de ti una
guerrera invencible en las luchas de la vida. Deja a tu paso una estela de amor
y bondad. Haz que todos los que te vean puedan sentirse inspirados gracias a tu
presencia. En los momentos de tristeza, mira hacia atrás y recuerda los
momentos felices que has tenido en tu vida. Sonríe a menudo. Una expresión de
gratitud elevada a Dios abrirá las ventanas de los cielos y permitirá que tu
tristeza sea consolada.
Recuerda que
bienaventurado es todo aquel que cree y acepta a Jesús. ¡Que Dios te bendiga,
hoy y siempre, al gozarte en su amor y en su salvación!
Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
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