Bienaventurados los que lavan sus
ropas,
para tener derecho al árbol de la vida,
y para entrar por las puertas en
la ciudad.
Apocalipsis 22:14.
Si deseamos
entrar en el cielo debemos luchar por integrar todo lo que podamos del cielo en
nuestra vida terrenal. La religión de Cristo nunca rebaja al receptor. Ejerce
una influencia celestial sobre la mente y los modales de hombres y mujeres.
Cuando la Palabra de Dios encuentra acceso a los corazones de los rudos y los
ásperos, comienza un proceso de refinamiento del carácter, y quienes lo sufren
se vuelven humildes y receptivos, como niños pequeños…Han de ser
piedras vivas en el templo de Dios, y son cortadas, ajustadas y cinceladas para
colocarlas en el edificio de Dios. Quienes están llenos de estima propia se
convierten en mansos y humildes de corazón. Su carácter cambia, y son
transformados por la renovación de su mente y la regeneración obrada por el
Espíritu Santo.
Dios dijo, en
el principio: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza” (Génesis 1:26); pero el pecado casi ha borrado la imagen moral de Dios
en la humanidad. Esta condición lamentable no habría permitido cambio ni esperanza
si Jesús no hubiera descendido a nuestro mundo para ser nuestro Salvador y
Ejemplo. Él permanece en medio de la degradación moral de un mundo; un carácter
hermoso e impecable, un único modelo digno de nuestra imitación. Debemos
estudiar, copiar y seguir al Señor Jesucristo; entonces podremos traer la
belleza de su carácter a nuestra propia vida y entretejer su hermosura en
nuestras palabras y acciones diarias… Por medio de Cristo, podemos poseer el
espíritu de amor y de obediencia a los mandamientos de Dios.
Este amor puede ser
restaurado en nuestra naturaleza caída a través de sus méritos; y cuando el
juez se siente y los libros se abran, podremos recibir la aprobación de Dios.
Juan vio la
santa ciudad, la Nueva Jerusalén, con sus doce puertas de perla y doce
fundamentos de piedras preciosas, descendiendo del cielo de parte de Dios… Todo
el que entre por esas puertas y camine por esas calles habrá sido cambiado y
purificado por el poder de la verdad; y la corona de gloria inmortal adornará
la frente del vencedor.
Las naciones
que han guardado la verdad entrarán, y la voz del Hijo de Dios pronunciará la
alegre bienvenida: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho
al árbol de la vida” (Apocalipsis 22:14) - Signs of the Times, 22 de diciembre de
1887.
Meditaciones Matutinas para adultos
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
No hay comentarios.:
Publicar un comentario