lunes, 16 de diciembre de 2013

UNA ACCIÓN DECISIVA

Portada Desde el corazon
Negociad entre tanto que vengo.
Lucas 19:13.

Como adventistas del séptimo día, tenemos una obra que cumplir en testificar por Cristo… Si el Señor ha de venir pronto, comience a actuar decisiva y determinadamente, y con interés intenso a fin de mejorar los recursos de las instituciones, para que pueda efectuarse una gran obra en poco tiempo.

Quienes se han aliado con el mundo deberían atender la invitación del Señor. El dice: “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo” (2 Corintios 6:17)… Los brillantes rayos del Sol de justicia han de brillar sobre ustedes, para que sean hermoseados con la santidad.

¿Habremos de decir ahora que no necesitamos recursos? ¿Que todo lo que necesitamos es fe? La fe genuina es una base para la conducta, y las obras aparecerán como una prueba de este agente en el alma. Usted debe redoblar sus esfuerzos, redoblar sus fuerzas de trabajo…

Debe hacerse una gran obra por todo el mundo; y que nadie se ufane de que porque el fin está cerca, no hay necesidad de hacer esfuerzos especiales para edificar las varias instituciones según demande la causa… Todos han de ser obreros, pero la carga más pesada de responsabilidad recae sobre los que tienen el mayor talento, los mayores recursos, la oportunidad más abundante. Hemos de ser justificados por la fe y juzgados por nuestras obras.

Cuando el Señor nos pida que depongamos la armadura y cejemos en nuestros esfuerzos por establecer escuelas, por construir instituciones para el cuidado de los enfermos, para amparar a los huérfanos y los desamparados, y para el consuelo de ministros agotados, será la hora de cruzar las manos y dejar que el Señor concluya la obra. Pero ahora es nuestra oportunidad de mostrar nuestro celo por el Señor…

Además de todo esto, Dios pide misioneros del hogar. Que cada alma se niegue a sí misma, lleve la cruz y se dedique mucho menos a la gratificación del yo, para que haya agentes vivos y activos en todas las iglesias. Una fe menos abarcante que esta niega el carácter cristiano. La fe del evangelio es aquella cuyo poder y gracia tienen autoría divina. Por eso, hagamos manifiesto que Cristo mora en nosotros, al dejar de gastar dinero en vestidos y en cosas innecesarias, cuando la causa de Cristo está paralizada por falta de recursos, cuando no se pagan las deudas de nuestros edificios de reunión y la tesorería está vacía. “Por sus frutos los conoceréis”(Mateo 7:20). ¿Acaso no seguiremos el ejemplo de Aquel que por nosotros se hizo pobre, para que por su pobreza nosotros fuéramos enriquecidos? - General Conference Bulletin, 4o trimestre de 1896, pp. 765-768.

Meditaciones Matutinas para adultos
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

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