Negociad entre tanto que vengo.
Lucas 19:13.
Como
adventistas del séptimo día, tenemos una obra que cumplir en testificar por
Cristo… Si el Señor ha de venir pronto, comience a actuar decisiva y
determinadamente, y con interés intenso a fin de mejorar los recursos de las
instituciones, para que pueda efectuarse una gran obra en poco tiempo.
Quienes se han
aliado con el mundo deberían atender la invitación del Señor. El dice: “Salid
de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo” (2
Corintios 6:17)… Los brillantes rayos del Sol de justicia han de brillar sobre
ustedes, para que sean hermoseados con la santidad.
¿Habremos de
decir ahora que no necesitamos recursos? ¿Que todo lo que necesitamos es fe? La
fe genuina es una base para la conducta, y las obras aparecerán como una prueba
de este agente en el alma. Usted debe redoblar sus esfuerzos, redoblar sus
fuerzas de trabajo…
Debe hacerse
una gran obra por todo el mundo; y que nadie se ufane de que porque el fin está
cerca, no hay necesidad de hacer esfuerzos especiales para edificar las varias
instituciones según demande la causa… Todos han de ser obreros, pero la carga
más pesada de responsabilidad recae sobre los que tienen el mayor talento, los
mayores recursos, la oportunidad más abundante. Hemos de ser justificados por
la fe y juzgados por nuestras obras.
Cuando el
Señor nos pida que depongamos la armadura y cejemos en nuestros esfuerzos por
establecer escuelas, por construir instituciones para el cuidado de los
enfermos, para amparar a los huérfanos y los desamparados, y para el consuelo
de ministros agotados, será la hora de cruzar las manos y dejar que el Señor
concluya la obra. Pero ahora es nuestra oportunidad de mostrar nuestro celo por
el Señor…
Además de todo
esto, Dios pide misioneros del hogar. Que cada alma se niegue a sí misma, lleve
la cruz y se dedique mucho menos a la gratificación del yo, para que haya
agentes vivos y activos en todas las iglesias. Una fe menos abarcante que esta
niega el carácter cristiano. La fe del evangelio es aquella cuyo poder y gracia
tienen autoría divina. Por eso, hagamos manifiesto que Cristo mora en nosotros,
al dejar de gastar dinero en vestidos y en cosas innecesarias, cuando la causa
de Cristo está paralizada por falta de recursos, cuando no se pagan las deudas
de nuestros edificios de reunión y la tesorería está vacía. “Por sus frutos los
conoceréis”(Mateo 7:20). ¿Acaso no seguiremos el ejemplo de Aquel que por
nosotros se hizo pobre, para que por su pobreza nosotros fuéramos enriquecidos?
- General Conference Bulletin, 4o trimestre de 1896, pp. 765-768.
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"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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