En sus palabras no hay
sinceridad;
en su interior solo hay corrupción.
Su garganta es un sepulcro
abierto;
con su lengua profieren engaños.
(Salmo 5:9).
Después de los
comentarios que te hecho en otras ocasiones, quizá te quede una inquietud:
“¿Qué tiene de malo que yo lea el horóscopo por diversión? Ya sé que es un
engaño. Además, también sé que solo Dios conoce mi futuro, así que no me dejaré
engañar; quiero entretenerme un poco y nada más”. ¿Es la astrología un juego
inocente? No, no lo es.
En El mayor
desafío del cristianismo, David Marshall reproduce el testimonio de Charles
Strohmer, astrólogo que se convirtió al cristianismo. Dice que hay dos tipos de
astrólogos, los charlatanes y los profesionales. El primer tipo me hizo
recordar a un compañero de preparatoria de mi esposa, que escribía los
horóscopos en el periódico local. Strohmer dice que la fuerza de los astrólogos
profesionales reside en las “revelaciones personales” que reciben de espíritus
al leer las cartas astrales. Son secretos que solo el cliente conoce. Estas
“revelaciones” son impresionantes, según Strohmer, tanto para el astrólogo como
para el cliente. Una vez hecha la revelación, el cliente está listo para
aceptar todo lo que el astrólogo prediga.
Satanás no
conoce el futuro, pero conoce perfectamente nuestro pasado, nuestras
circunstancias, nuestros deseos y nuestras posibilidades. Utiliza toda esta
información para engañarnos. Ir al astrólogo es entrar en relación directa con
Satanás, por eso Dios lo prohíbe expresamente en muchos pasajes de la Escritura
(lee, por ejemplo, Deuteronómio 18:9-12). ¿Por qué muchas de estas predicciones
personales se cumplen? Por una parte, porque la gente cree tan profundamente en
su poder, que va y cumple la profecía. Por otra, no olvidemos que Satanás
también escucha nuestras conversaciones, observa nuestra conducta y puede
predecir, con muchas probabilidades de acertar, lo que va a suceder.
Así le sucedió
a Saúl. El espíritu que habló en casa de la pitonisa de Endor no era Samuel,
sino un espíritu del mal, y engañó completamente al monarca. Satanás fue
astuto. Había adulado a Saúl para que quebrantara los mandamientos divinos,
luego lo traicionó y destruyó totalmente su ánimo, su valor y su capacidad para
pensar. Saúl murió al día siguiente cumpliendo la profecía satánica. Si hubiera
buscado a Dios con arrepentimiento sincero, su destino habría sido diferente.
Pero en medio de su desesperación, recurrió a una salida fácil y fue a caer en
la boca del lobo.
Recuerda, la
palabra del astrólogo es un sepulcro abierto. No caigas en la tentación de
acercarte a esas prácticas ni siquiera por diversión. Mejor busca a Dios con
sinceridad y él te guiará por sendas seguras.
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