Lugar: Indonesia
Palabra de Dios: Lucas 6:45
¡Quizá quieran
taparse la nariz, al caminar por la selva de Indonesia! Estaremos siguiendo los
pasos de Sir Thomas Stamfor Raffles y del doctor Joseph Amold, quienes fueron
los primeros en olfatear el nauseabundo olor en 1818. El olor era pútrido, como
de carne en descomposición. Pero, no encontraron ningún animal muerto allí.
Allí fue que
se encontraron con esta enorme flor, de 90 centímetros de ancho y que pesa casi
2,5 kilogramos. Era difícil no verla, no por su tamaño, sino por su terrible
hedor. Los botánicos pusieron a esta flor el nombre de estos dos hombres:
Rafflesia amoldi. Pero, también fue apodada “El monstruo del reino vegetal”.
La Rafflesia
es una planta poco común. Es un parásito, lo que significa que vive sobre otra
planta; una enredadera, en este caso. Pero, no solo depende de la planta
huésped para conseguir sus nutrientes, sino también Rafflesia, en realidad,
vive dentro de la planta huésped y extiende sus raíces dentro de la enredadera.
Como vive
dentro de la enredadera, no puedes verla para nada, excepto durante su ciclo
reproductivo, cuando su capullo florece y luego produce fruto. La flor dura
solo un par de días. Pero ¡qué olor tiene esta flor! La planta puede estar
encubierta el resto del tiempo, pero esa flor pestilente la delata.
Eso es lo que
ocurre cuando dejamos que el pecado llegue a ser un parásito en nuestras vidas.
Puede parecer pequeño y estar escondido donde nadie lo vea. Pero, al final
producirá un “olor” espantoso.
Lucas 6:45
dice: “El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien;
pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el
corazón habla la boca”. No seas como la flor monstruo pestilente. Permite que
Dios te quite el “mal olor” y que, en su lugar, llene tu vida con cosas buenas.
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Por Helen Lee Robinson
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