Lugar: Florida, EE.UU.
Palabra de Dios: Mateo 24:4,5
El señor
Jenkins salió de la carretera y rápidamente tomó su cámara de fotos. Allí, por
el borde de una zona boscosa, caminaba un gran oso negro.
-Ten cuidado
-le dijo su esposa cuando Jenkins se bajó para tomarle una foto.
De pronto, el
oso levantó la cabeza y miró a su alrededor. El señor Jenkins se quedó
paralizado, casi esperando a que el oso se diera vuelta y desapareciera en el
bosque. Pero, unos segundos más tarde, el oso seguía allí. Aparentemente, no
había detectado la presencia del hombre. El señor Jenkins tomó la foto y se
fue, pensando que se había encontrado con un verdadero oso negro salvaje.
Lo que en
realidad había visto era una “imitación” de oso, llamada el oso Robo, inventada
por la Comisión de Conservación de la pesca y la vida salvaje de Florida. Ellos
habían puesto este oso para que pareciera ser un oso de casi 150 kilos.
Controlado a control remoto, sus operadores podían hacer que moviera la cabeza
y sacudiera la cola.
¿Por qué un
oso falso? Porque estos funcionarios estaban tratando de atrapar a personas que
cazaban osos ilegalmente (lo cual es un delito en el estado de Florida).
Querían atrapar a los cazadores, engañándolos y haciéndoles pensar que habían
visto a un oso de verdad.
El oso Robo es
solo un ejemplo de algo que es tan parecido al verdadero que la gente se
engaña, pensando que es el original. Y, cuando se trata de asuntos
espirituales, muchos engaños acechan allá afuera; algunos que se parecen mucho
al original. Jesús nos advierte:
“Tengan cuidado
de que nadie los engañe… Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: ‘Yo soy
el Cristo’, y engañarán a muchos”.
No te
conformes con falsificaciones. Aférrate del Jesús verdadero y colócalo en el
centro de tu vida.
Lecturas Devocionales
para Menores
En algún lugar del
Mundo
Por Helen Lee Robinson
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