Yo te aconsejo que de mí compres
oro refinado en fuego, para que seas rico,
y vestiduras blancas para vestirte.
Apocalipsis 3:18.
El Señor Jesús
ha enviado un mensaje muy solemne a la iglesia de Laodicea…
En el consejo
del Testigo Verdadero, insta a su pueblo sobre la necesidad de ser vestidos con
el manto blanco de su justicia. Cada invitado aceptado en la cena de bodas del
Cordero estará vestido con este manto inmaculado. Pero, Satanás ha resuelto que
los que han sido pecadores no deben vestir esta pieza inmaculada, y busca ganar
poder ilimitado sobre ellos. El profeta describe la controversia en torno a
quienes han sido comprados con la sangre de Cristo.
Dice: “Me
mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y
Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová
te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es
éste un tizón arrebatado del incendio?” (Zacarías 3:1, 2).
Josué
representa a los que están elevando un ruego penitente ante el Trono de la
gracia, y Satanás se presenta como su adversario, para acusarlos ante Cristo.
El profeta continúa: “Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba
delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él,
diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado
de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala” (vers. 3, 4)…
El vestido de
bodas es la justicia de Cristo y representa el carácter de quienes serán
aceptados como invitados a la cena de bodas del Cordero. Los que han
transgredido la Ley, que han cometido pecado, no pueden encontrar méritos de
salvación en la Ley que los condena; pero Cristo se ha convertido en aquel que
lleva el pecado de todo el mundo…
Quienes
reciben a Cristo como su Salvador personal ceden sus caminos a su voluntad y su
camino. Echan sus pecados sobre él, y reciben y se gozan en la justicia imputada
de Cristo. Saben lo que significa tener un cambio de ropa…
“El que cree
en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36) — Youth’s Instructor, 21 de octubre de
1897.
Meditaciones Matutinas para adultos
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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