domingo, 8 de diciembre de 2013

EL ZORRO PEREZOSO

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Lugar: Argentina

Palabra de Dios: Eclesiastés 10:18

En la Argentina, se cuenta la historia de un zorro. El zorro era dueño de buenas tierras de cultivo, pero era perezoso y no quería trabajar.

Luego de pensarlo un poco, se le ocurrió un plan para conseguir que otro atendiera su campo. Engañaría al armadillo, para que trabajara en lugar de él.

-Amigo Armadillo, me gustaría ayudarlo -le dijo el zorro-. Como su tierra no es muy buena, ¿por qué no planta en la mía?

Viendo la mirada de sospecha en la cara del armadillo, rápidamente el zorro continuó diciendo:

-Todo lo que pido es la mitad de la cosecha. De hecho, tomaré la mitad de abajo, todo lo que crezca debajo de la superficie.

El armadillo estuvo de acuerdo, y ese verano él y su familia trabajaron duro en el campo. Sus esfuerzos se vieron recompensados porque, cuando llegó la época de la cosecha, tenían un buen campo de trigo. El zorro perezoso salió a reclamar su parte, y descubrió un montón de raíces sin valor. No solo estaba enojado, sino también muy, muy hambriento.

Al año siguiente, el zorro dijo al armadillo que tomara lo que estaba debajo de la superficie. Una vez más, el armadillo y su familia trabajaron mucho. Esa temporada plantaron papas. Cuando llegó la cosecha, el armadillo recogió todas las papas y el zorro terminó con unas plantas marchitas.

Una vez más, el zorro pasó hambre, pero tampoco así salió al campo a trabajar. Entonces, hizo otro trato con el armadillo. Esta vez, el armadillo podía quedarse con lo que estaba en la parte del medio de las plantas; el zorro recibiría lo de arriba y lo de abajo. Los campos pronto estuvieron llenos de plantas de maíz. El armadillo tomó las mazorcas de maíz y dejó las raíces y las chalas para el zorro.

Un hombre sabio dijo, cierta vez: “Por causa del ocio se viene abajo el techo, y por la pereza se desploma la casa”. No seas perezoso como el zorro, sino diligente; y usa los talentos, el tiempo y la energía que Dios te ha dado.

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