miércoles, 4 de diciembre de 2013

UNA VISIÓN CELESTIAL

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El año de la muerte del rey Uzías, 
vi al Señor excelso y sublime, sentado en un trono; 
las orlas de su manto llenaban el templo. 
(Isaías 6:1).

El año en que murió el rey Uzías, también conocido como Azarías, fue probablemente el 740 o 739 a.C. Su reino fue quizás el más glorioso de Judá después del de Salomón.

Reinó durante 52 años. La gloria de su reinado incluyó grandes construcciones e infraestructura para la agricultura y la ganadería, lo que propició una era de bonanza económica.

Uzías también conformó un enorme ejército y, además, llevó a cabo importantes avances en tácticas de guerra durante su reinado (2 Crónicas 26:15). Por si fuera poco, Uzías recuperó el puerto de Eilat, derrotó a los filisteos, sometió a las tribus árabes e impuso tributo sobre los amonitas. Cuando se hizo grande, sin embargo, se ensoberbeció contra Dios y, en consecuencia, fue herido con lepra (2 Crónicas 26:16-23). Murió de esta enfermedad el año en que Isaías recibió una de las visiones más importantes de su vida.

Debieron ser tiempos muy difíciles. Tiglat Piléser III, rey de Asiría, había subido al trono unos cinco años antes (745 a.C.), y con él surgió el Imperio Neoasirio. En el mismo 745 sometió a Babilonia. En el 744 venció a sus enemigos en el noroeste. En el 743 venció a Sardur II de Urartu y su aliado en el norte de Siria. En el 740, Arpad, la capital de la coalición opuesta a Asiría al norte de Siria, sucumbió, y con ella la coalición. Probablemente, esta la había dirigido Uzías, según el Comentario bíblico adventista.

Debemos recordar que Asiría fue probablemente el imperio más cruel de la antigüedad.

Su fama se debía a que sus soldados no solo cometían actos de crueldad, sino que los utilizaban como propaganda. Eran realmente sanguinarios. Una inscripción del rey Asurnasirpal II (883 a.C.) decía lo siguiente: “Sus hombres, jóvenes y viejos, tomé como prisioneros. A algunos les corté los pies y las manos; a otros las narices, las orejas y los labios. De las orejas de los jóvenes hice un montón; de las cabezas de los viejos construí una torre”.

Isaías ejercería su ministerio en los momentos más difíciles de la historia de la monarquía judía. Por eso Dios le dio una visión de su grandeza antes de empezar. Quería que el profeta comprendiera que el Señor es mayor que todos los poderes enemigos. Es posible que tú y yo vivamos en los momentos más difíciles de la historia. También necesitamos una visión personal de la grandeza de Dios.
  
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Por Félix Cortez

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