Pues éste es aquel de quien habló
el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto:
Preparad el
camino del Señor, enderezad sus sendas.
Mateo 3:3.
La predicación
de Juan el Bautista creó un intenso entusiasmo. AI comienzo de su ministerio
había muy poco interés en lo religioso. La superstición, la tradición y las
fábulas habían confundido la mente del pueblo, y no se comprendía el camino
correcto. El pueblo se había olvidado de Dios, en su celo por conseguir tesoros
y honor mundanales…
La enseñanza
de Juan despertó en el corazón de muchos un gran deseo de tener una parte en
las bendiciones que Cristo habría de traer, y recibieron la verdad. Estos
vieron la necesidad de una reforma. Debían no solo buscar entrar por la puerta
estrecha; también debían luchar y agonizar para tener las bendiciones del
evangelio. Solo un deseo vehemente, una voluntad determinada, una fijeza de
propósito, podían resistir las tinieblas morales que cubrían la tierra como un
paño mortuorio. Para obtener las bendiciones que tenían el privilegio de tener,
debían esforzarse fervientemente y negarse a sí mismos.
La obra de
Juan el Bautista representa la obra para estos tiempos. Su obra, y la obra de
los que salen en el espíritu y el poder de Elías para despertar a la gente de
su apatía, en muchos aspectos son las mismas. Cristo ha de venir por segunda
vez, para juzgar al mundo en justicia. Los mensajeros de Dios que llevan el
último mensaje de advertencia a darse al mundo, han de preparar el camino para
la segunda venida de Cristo, tal como Juan preparó el camino para su primera
venida. Si el Reino de los cielos sufrió violencia en los días de Juan, también
sufre violencia hoy; hoy deben obtenerse las bendiciones del evangelio de la
misma manera. Si las formas y las ceremonias no sirvieron en aquel entonces,
una forma de piedad sin poder no resolverá nada hoy.
Hay dos
potencias en juego. Por una parte, Satanás obra con todas sus fuerzas para
contrarrestar la influencia de la obra de Dios; por otra parte, Dios obra por
medio de sus siervos para llamar a los pecadores al arrepentimiento.
¿Quién
prevalecerá? Satanás, sabiendo que le queda poco tiempo, ha descendido con gran
poder y obra con todo engaño de injusticia sobre los que perecen.
Usa a todo
agente disponible a fin de prevenir que las almas vengan a la luz.
Las victorias
que ganamos sobre el yo y el pecado son ganadas a expensas del enemigo, y él no
nos dejará disfrutar de las bendiciones de Dios sin ejercer esfuerzos
determinados para resistirnos — Youth’s Instructor, 17 de mayo de 1900.
Meditaciones Matutinas para adultos
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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