domingo, 8 de diciembre de 2013

EL FIN DE LA PACIENCIA

Portada Desde el corazon
Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu 
con el hombre para siempre. 
Génesis 6:3.

En los días de Noé no toda la gente era idólatra y pagana, en el sentido pleno de la palabra. El grupo que profesaba un conocimiento de Dios era el que tenía la mayor influencia y tomaba la delantera en minimizar las palabras que les eran habladas por Noé. No solo rechazaron ellos el mensaje del fiel pregonero de justicia, sino que, como su amo el diablo, buscaban todo medio posible para prevenir que otros creyeran y fueran obedientes a Dios… Mientras Noé hacía sonar la nota de advertencia por la inminente destrucción de aquella generación, era su día de oportunidad y privilegio para ser sabios para salvación. Pero entregaron su mente al control de Satanás en lugar de Dios, y él los engañó tal como engañó a nuestros primeros padres…

El mundo antes del Diluvio razonó que las leyes de la naturaleza se habían mantenido fijas durante siglos. Las estaciones regresaban en su orden. Los ríos y los manantiales nunca habían sobrepasado sus límites, sino que habían llevado sus aguas al imponente mar sin percance. Decretos firmes habían impedido que las aguas rebasaran sus cauces. Pero estas razones no reconocían la Mano que había aquietado las aguas, diciéndoles: “Hasta aquí pueden llegar, y no más”…

Razonaban en ese entonces como ahora, como si la naturaleza estuviera por encima del Dios de la naturaleza, y que sus sendas estuviesen fijadas de tal manera que ni siquiera Dios podía cambiarlas; lo que hacía que, en las mentes del mundo los mensajes de advertencia de Dios fueran un delirio, un gran engaño, porque si el mensaje de Noé era correcto, la naturaleza tendría que desviarse de su curso prefijado…

La naturaleza humana en los días de Noé, sin la influencia del Espíritu de Dios, es la misma que en nuestros días. En sus aseveraciones y representaciones, Jesús reconoce el Génesis como palabras inspiradas. Muchos admiten que el Nuevo Testamento es divino, en tanto que no muestran ninguna consideración especial por las Escrituras del Antiguo Testamento; pero estos dos grandes libros no pueden divorciarse. Los apóstoles inspirados que escribieron el Nuevo Testamento continuamente llevan los pensamientos de los estudiosos de las Escrituras al Antiguo Testamento. Cristo lleva la mente de todas las generaciones, presentes y futuras, al Antiguo Testamento. Se refiere a Noé como una persona literal que vivió realmente; se refiere al Diluvio como un hecho histórico; muestra la descripción de aquella generación como característica de esta era. La Verdad y la Vida ha anticipado los interrogantes y las dudas de hombres y mujeres respecto del Antiguo Testamento, y lo pronunció divino - Signs of the Times, 20 de diciembre de 1877. 

Meditaciones Matutinas para adultos
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

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