Lugar: Nueva
York, EE.UU.
Palabra de Dios: Mateo 23:27, 3
Quedé
ciego por un accidente en un crucero -informó Brian a su compañía de seguros.
Era
el año 1985, y unos meses más tarde recibió un cheque que cubría la cuenta del
hospital.
Varios
años más tarde, en 1992, Brian informó de otro accidente.
Estaba
en un crucero, cuando el filtro de un telescopio se cayó y le lastimó el ojo
derecho. “Quedé ciego”, escribió en el formulario de reclamos. “Ya no puedo ver
con mi ojo derecho”. Por el accidente, obtuvo 75 mil dólares.
Cinco
años más tarde, en 1997, aparentemente, volvió a quedar ciego una vez más. “Una
botella de champaña explotó cerca de mi cara. Mi ojo derecho está ciego ahora,
a causa del accidente”. La compañía de seguros le dio un millón de dólares.
Luego,
en 2002, Brian entabló otra demanda. Un disco volador le había pegado en el ojo
derecho, dejándolo ciego. Pidió quinientos mil dólares.
¿Cómo
puede alguien quedarse ciego una y otra vez? ¿Cómo puede una sola persona
quedarse ciega cuatro veces, de un mismo ojo? Un investigador de seguros se
enteró de las cuatro demandas de Brian a lo largo de los años. Llamó a las
autoridades, y comenzaron a investigar a Brian por fraude.
Jesús
reprendió a los fariseos de su tiempo por ser ciegos y por ser un fraude. Él
les dijo: “¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son
como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos pero por dentro están
llenos de huesos de muertos y de podredumbre”. ¿Cómo podemos aprender de su
conducta fraudulenta? “No hagan lo que hacen ellos, porque no practican lo que
predican”
Lecturas Devocionales
para Menores 2013
En algún lugar del
Mundo
Por Helen Lee Robinson
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