Lugar: Holanda
Palabra de Dios: Lucas 7: 50
El
olor a pescado frito flotaba en el aire. Luego de agitarse y dar vueltas, en su
sueño, la dueña de casa finalmente abrió sus ojos.
Olfateó
el aire, y se dio cuenta de que no estaba soñando. Había alguien en su casa.
Llamó
inmediatamente a la policía y luego bajó con cuidado las escaleras, hacia la
cocina. Allí, vio a un hombre de mediana edad de pie junto al homo. El hombre,
aparentemente, había entrado en su casa y había decidido prepararse algo de
comer. Desafortunadamente para él, el olor a pescado frito es bastante fuerte y
despertó a la dueña de la casa.
Algunos
olores son muy penetrantes y difíciles de ocultar; el del pescado frito es uno
de ellos. También, pasa lo mismo con el perfume.
Es
por eso que todos en la sala supieron cuando María derramó un perfume muy caro
sobre los pies de Jesús.
Él
estaba comiendo en la casa de un fariseo cuando María, quien había estado viviendo
una vida llena de pecado, se acercó a él con un frasco de alabastro, lleno del
perfume. Al pensar en lo que el Maestro había hecho por ella, las lágrimas
comenzaron a rodar por sus mejillas, hasta los pies de Jesús. María secó los
pies del Señor con su cabello, los besó y derramó perfume sobre ellos. No
prestando atención a lo que los demás pudieran decir, ella simplemente quería
demostrar a Jesús cuánto apreciaba su amor y su perdón.
Si
hubieras sido María, ¿habrías hecho lo mismo? ¿O hubieras mantenido el perfume
cerrado, para que nadie se enterara? A veces, puedes sentir timidez por que
otros sepan cuánto aprecias a Jesús; pero, no te preocupes por ellos o por lo
que dirán. En lugar de ello, ¡deja que tu amor por Dios se desborde! Deja que
impregne todo a tu alrededor. Jesús aprecia tu mensaje de amor y, tal como le
dijo a María, te dirá también a ti: “TU fe te ha salvado… vete en paz’’.
Lecturas Devocionales
para Menores 2013
En algún lugar del
Mundo
Por Helen Lee Robinson
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