DEMOS PASO A LAS NUEVAS GENERACIONES
No hagan nada por egoísmo o vanidad; más
bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada
uno debe velar no solo por sus propios intereses sino también por los intereses
de los demás. La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien,
siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué
aferrarse. Filipenses 2:3-6
Hace
algún tiempo asistí a un seminario para matrimonios en el que compartirla
algunas charlas con una de mis antiguas alumnas, a quien aprecio ya que, cuando
fui maestra de secundaria, estuvo en varias de las clases que me tocó impartir.
Ahora,
después de unos cuantos años, hemos dejado de vernos como maestra y alumna. Más
bien nos tratamos como dos profesionales que realizan su trabajo en un mismo
campo. Mi alumna se ha convertido en una excelente psicóloga clínica, y en
aquella ocasión me dejó asombrada por la forma en que compartía sus
conocimientos.
Debo
confesar que en más de un caso consideré conveniente reforzar mis charlas
utilizando varias ideas de ella.
Algunas
de nosotras hemos permanecido en el escenario de la vida durante varias décadas
y nos hemos acostumbrado a ello. Sin embargo, es bueno reconocer que llega el
momento en que debemos ceder el lugar a las generaciones más jóvenes que vienen
detrás de nosotras. Al tomar en cuenta que poseemos un mayor cúmulo de
experiencias, podremos asumir la posición de mentoras y guías.
Del
mismo modo, al llegar el momento apropiado, Juan el Bautista fue capaz de decir
respecto a Jesús: “A él le toca crecer, y a mí menguar” (Juan 3:30). Ojalá
podamos tener esa misma actitud al ver cómo surgen nuevas dirigentes en un
mundo de rostros renovados. Las ideas jóvenes son frescas e inyectan nuevos
ánimos; lo rutinario sufrirá cambios, y la manera de hacer las cosas variará.
Todo esto es algo siempre bueno y deseable.
Sentamos
a ser espectadoras, escuchar en vez de hablar, aceptar indicaciones en lugar de
darlas, demuestra madurez y equilibrio mental. Podremos actuar así si la
humildad de Cristo se convierte en una virtud de nuestro carácter.
Querida
hermana, un buen pensamiento para el día de hoy es: “El altivo será humillado,
pero el humilde será enaltecido” (Provrebios 29:23).
Tomado de Meditaciones
Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
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