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miércoles, 24 de julio de 2013

PESTILENCIA, TUMORES Y GRANIZO


He aquí la mano de Jehová estará sobre tus ganados que están en el campo...con plaga gravísima. Éxodo 9:3.

Faraón ahora fue advertido de un castigo aun más terrible: una peste que caería sobre todo el ganado egipcio que estaba en los campos. Se había dicho claramente que los hebreos serían exonerados; y Faraón, al enviar mensajeros a las casas de los israelitas, comprobó que estos habían escapado totalmente al castigo. Pero el rey se mantuvo obstinado, hostigado en su persistencia por los sacerdotes y los magos.

Pero también estos habrían de experimentar los juicios de Dios. Se ordenó a Moisés y a Aarón que tomasen cenizas del horno y las esparcieran hacia el cielo delante de Faraón. Cuando se hizo esto, las diminutas partículas se diseminaron por toda la tierra de Egipto, y doquiera caían producían “sarpullido que produjo úlceras tanto en los hombres como en las bestias”. Los magos, con todos sus encantamientos, no pudieron protegerse contra la penosa plaga.

Ahora no podían presentarse ante Moisés y Aarón, debido a la enfermedad. De esta manera los egipcios pudieron ver cuán inútil para ellos era confiar en el poder del que habían alardeado los magos, ya que ni siquiera podían protegerse a sí mismos.

Pero no hubo ninguna concesión de parte del monarca... Entonces se amenazó a Faraón con una plaga de granizo que destruiría el ganado y a todo hombre y mujer que se encontrara en el campo. Esta era una oportunidad para probar el orgullo de los egipcios, y para mostrar cuántos habían sido verdaderamente impactados por el maravilloso trato de Dios para con su pueblo. Todos cuantos atendieron la palabra del Señor reunieron su ganado en los establos y las casas, mientras los que menospreciaron la advertencia lo dejaron en el campo. Al proveer así una vía de escape para todos los que decidían tener en cuenta la advertencia, Dios mostró su misericordia, en medio del castigo.

La tormenta llegó por la mañana según lo predicho: truenos, granizo y fuego mezclados. Y destruyó toda hierba, desgajó árboles e hirió a hombres y bestias. Hasta aquí ningún egipcio había perdido la vida, pero ahora la muerte y la desolación marcaron la senda del ángel destructor. Solo se salvó la región de Gosén. El Señor demostró a los egipcios que toda la tierra está bajo el dominio del Dios de los hebreos, que incluso los elementos obedecen su voz – Signs of the Times, 18 de marzo de 1880; ver texto similar en Patriarcas y profetas, pp. 271-275.
                                                                                 
Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

DESHAZTE DEL RESENTIMIENTO Y DEL RENCOR LO MÁS PRONTO POSIBLE


Restáuranos, Señor, Dios Todopoderoso; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos. Salmo 80:19

El resentimiento implica recordar una y otra vez algún suceso o sentimiento que nos causó desazón, incomodidad o daño. Esto es algo que con el paso del tiempo se podría transformar en rencor. Ese sentimiento repetitivo puede estar dirigido a una persona o a un acontecimiento que nos causó daño o perjuicio. Puede llegar a ser tan dominante, que desgaste nuestra energía. El resentimiento hace que la vida se llene de amargura, algo que podría ser motivo de enfermedades físicas y emocionales, y hasta de la misma muerte.

Quien vive embargado por resentimientos abriga un dolor emocional tan intenso que en ocasiones da lugar a un maléfico deseo de venganza. Por supuesto, con eso nada se gana: únicamente se acrecentarán más los sentimientos negativos, haciendo que el dolor sea más intenso. El individuo se siente atrapado en la hostilidad, que será dirigida a cualquier persona o situación que le haga evocar el sentimiento primario de su dolor.

El único remedio para el resentimiento es el perdón. Esta es la propuesta de Dios para que sintamos paz y nos deshagamos de un dolor o daño que alguien nos haya infligido. Ya que el perdón es un atributo de la personalidad de Dios, nosotros únicamente podremos beneficiarnos de él mediante el auxilio divino. Dios nos ayudará a gozarnos en el perdón cuando nos demos cuenta de que el daño mayor nos lo hacemos a nosotras mismas. Asimismo debemos entender que al perdonar a otros, tendremos acceso al perdón de Dios.

El segundo paso en este proceso sanador consiste en permitir que Dios se haga cargo de nuestras afrentas. Por último, hay que aceptar que la persona que nos ha ofendido ha sido arrastrada por una corriente de mal, y que necesita urgentemente la misericordia y la gracia salvadora de Dios.

Una vez que implementemos el perdón en nuestras vidas podremos levantar el rostro para mirar de frente al mundo sin la vergüenza de haber sido una piedra de tropiezo en la vida de un semejante. Esto te llenará de una sana alegría y podrás disfrutar de la vida sin cargas que enferman el alma. Podrás exclamar llena de confianza, como el salmista: “Por amor a tu nombre, Señor, perdona mi gran iniquidad” (Salmo 25:11).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

UNA NUEVA GENERACION - 1


Llegó Pablo a Derbe y después a Listra, donde se encontró con un discípulo llamado Timoteo [...]. Los hermanos en Listra y en Iconio hablaban bien de Timoteo, así que Pablo decidió llevárselo. Hechos 16:1-3

Uno de los deberes sagrados de los siervos de Dios es buscar nuevos obreros y nuevos líderes para la obra de Dios. Es lo que hizo Pablo cuando eligió a Timoteo para que fuese su “compañero de milicia”.

Tim Crosby, en Vestiduras de gracia, narra el relato de Clemente de Alejandría sobre un notable Incidente. Esta emocionante historia también aparece en la Historia Eclesiástica de Eusebio.

Después de la muerte del emperador Domiciano, el que enviara a Juan a la isla de Patmos, se permitió al apóstol que regresara a Éfeso. Desde aquel lugar viajó a varias comarcas con el fin de nombrar obispos y ordenar a nuevos ministros.

En una ciudad cercana observó a un joven físicamente sano y de fuerte personalidad.

Dijo al obispo: “Encomiendo a este joven bajo tu cuidado, en presencia de la iglesia y teniendo a Cristo como testigo”. Cuando el obispo aceptó la encomienda, Juan regresó a Éfeso. El obispo llevó a aquel joven a su casa, lo educó, lo amó y, finalmente, lo bautizó.

Elena de White declara: “Cuando se convertían hombres promisorios y capaces como en el caso de Timoteo, procuraban Pablo y Bernabé presentarles vividamente la necesidad de trabajar en la viña del Señor. Y cuando los apóstoles se iban a otra ciudad, la fe de esos conversos no disminuía, sino que se acrecentaba. Habían sido instruidos fielmente en el camino del Señor y enseñados a trabajar abnegada, fervorosa y perseverantemente por la salvación de sus prójimos. Esta solícita educación de los neófitos era un importante factor del notable éxito que obtuvieron Pablo y Bernabé al predicar el evangelio en tierras paganas” (Los hechos de los apóstoles, p. 151,152).

Cuando Pablo regresó a Listra durante su segundo viaje misionero, se encontró con Timoteo “en cuya mente la impresión hecha entonces se había ahondado con el correr del tiempo hasta convencerlo de que era su deber entregarse plenamente a la obra del ministerio”, según comenta más adelante (p. 165).

Pablo llegó a amar a Timoteo como a su hijo en la fe. Qué tremenda obra realizaron, unidos por el amor de Cristo, por el amor a su causa y el amor fraternal.

¿Alguna vez has tenido la impresión de que deberías dedicarte al servicio de Dios? Escucha con atención, porque ese llamamiento llega de diversas formas. ¿Qué pasó con el joven de Éfeso? Piensa primero en ti. A él lo veremos después.

Lecturas Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez

EL BILLETE DE UN DOLAR


Lugar: California, EE.UU.

Palabra de Dios: Colosenses 3:12

Carolina no estaba teniendo un buen día. Parecía que todo lo que podía salir mal, estaba saliendo mal. Y, para cuando llegó la hora de preparar la cena, estaba cansada y de muy mal humor. Para rematarla, a mitad de la preparación de la cena se quedó sin sal. Con un suspiro de exasperación, tomó su licencia de conducir y un solo cheque, y se dirigió al supermercado.

Luego de encontrar la sal y algunas otras cosas, Carolina se dirigió a la caja. Cuando la caja registradora marcó el total, Carolina escribió el cheque por la cantidad exacta y se lo dio a la cajera. En ese momento, se dio cuenta de que la sal estaba todavía en el carro de las compras.

-Lo que más necesitaba -murmuró-. Voy a tener que volver por eso -le dijo a la cajera-. No tengo más dinero conmigo.

La cajera le sonrió comprensivamente.

-¿Es uno de esos días? -dijo, mientras sacaba un billete de su bolsillo y pagaba la sal-. Tome, aquí está el cambio. Yo siempre tengo algunos billetes de un dólar conmigo, para momentos como este. Es lo que puedo hacer, para que el mundo sea un lugar mejor.

Agradeciendo a la cajera, Carolina se dirigió a su casa, sintiéndose mucho mejor. Una sonrisa remplazaba ahora su ceño fruncido. Un pequeño acto de bondad había hecho maravillas para levantarle el ánimo.

Como cristianos, tú y yo tenemos la oportunidad de alegrar las vidas de quienes nos rodean. El apóstol Pablo escribió: “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia”.

La historia no termina aquí. Una semana más tarde, Carolina volvió al supermercado y le dio a la cajera veinte billetes de un dólar.

-Por favor, tome este dinero -le dijo-, y haga que el mundo sea un poquito más brillante para veinte personas más.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

martes, 23 de julio de 2013

LOS PIOJOS Y LAS MOSCAS


Entonces Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que se vuelva piojos por todo el país de Egipto. Éxodo 8:16.

Las ranas murieron, y los juntaron en montones. Con esto, el rey y todo Egipto tuvieron una evidencia que su vana filosofía no podía contradecir: vieron que esto no era obra de magia sino un castigo enviado por el Dios del cielo.

Cuando el rey quedó aliviado de su problema inmediato, nuevamente se negó testarudamente a librar a Israel. Aarón, siguiendo la orden de Dios, extendió la mano y el polvo de la tierra se convirtió en piojos en todo Egipto. Faraón llamó a sus magos para que hiciesen lo mismo, pero no pudieron... Los magos mismos reconocieron que su poder de imitación había alcanzado su límite, y dijeron: “Dedo de Dios es este” (Éxodo 8:19). Pero el rey aún permaneció inconmovible.

Después de otra apelación a dejar salir al pueblo, se impuso otro castigo: Las moscas llenaron las casas y lo invadieron todo, “y la tierra fue corrompida a causa de ellas” (vers. 24). Estas moscas no eran como las que nos molestan inofensivamente en algunas estaciones del año, sino que eran grandes y venenosas. Sus picaduras eran muy dolorosas para hombres y animales. Como se había anunciado, esta plaga no se extendió a la tierra de Gosén. Faraón entonces pidió que les trajeran a los dos hermanos y les dijo que permitiría que los israelitas hiciesen sacrificios en Egipto; pero ellos se negaron a aceptar tal oferta. Los egipcios consideraban que ciertos animales eran objeto de adoración, y era tal la reverencia con que se consideraba a estas criaturas que matar una de ellas, aun por accidente, era un crimen castigado con la muerte.

Moisés aseguró al rey que era imposible para ellos hacer un sacrificio en honor a Dios en la tierra de Egipto, porque podían elegir para su ofrenda alguno de los animales que los egipcios consideraban sagrados.

Moisés volvió a pedir al monarca que se les permitiese internarse tres días de camino en el desierto. El rey consintió, y rogó a los siervos de Dios que implorasen que la plaga fuese quitada. Ellos prometieron hacerlo; pero le advirtieron que no los tratara engañosamente. Cuando oraron, se detuvo la plaga.

Pero, el corazón del rey se había endurecido por la rebelión pertinaz, y todavía se negó a ceder – Signs of the Times, 11 de marzo de 1880; ver texto similar en Patriarcas y profetas, pp. 270, 271.
                                                                                 
Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

¿ERES UNA PERSONA POSITIVA?


¿Acaso no oirá el que nos puso las orejas, ni podrá ver el que nos formó los ojos? ¿Y no habrá de castigar el que corrige a las naciones e instruye en el saber a todo el mundo? El Señor conoce los pensamientos del humano, y sabe que son absurdos. Salmo 94:9-11

Cuando charlaba con una amiga respecto a un viaje que ella había realizado a Europa, quedé impresionada al escuchar la cantidad de peripecias y contratiempos que enfrentó. En ningún momento escuché la palabra “disfrutar”, menos “gozar”, “gustar”, “aprender”, “conocer”. Una emocionante aventura, desde mi punto de vista, se había transformado para ella en una pesadilla. Le incomodó el clima, por lo que no pudo disfrutar de una nevada. No pudo conciliar el sueño, pues tenía que cambiar con frecuencia de alojamiento. El idioma fue otro obstáculo que le impidió conocer a otras personas. Y las largas horas de espera en los aeropuertos “agriaron” su estado de ánimo.

Cuando pienso en todo esto, no me cabe la menor duda de que cada quien vive como desea. Permíteme comparar nuestra mente con el disco duro de una computadora.

En él almacenamos lo que nos viene en gana, aunque no siempre guardamos allí todo lo que necesitamos. Algo parecido es lo que hacemos con la mente. Por medio de nuestros sentidos seleccionamos las impresiones que deseamos registrar.

Imágenes, sonidos, olores y toques que finalmente darán forma a alguna vivencia que se almacenará en el subconsciente y que podremos guardar en uno de dos tipos de archivos, uno positivo, otro negativo. Es nuestra decisión.

Amiga, actúa en forma inteligente al interpretar la realidad que te rodea. Dios te ha dado potestad sobre tu mente. Todas las experiencias te pueden proveer bienestar. Aprende a desarrollar la habilidad de disfrutar de las pequeñas y grandes bendiciones que Dios te da todos los días, y que a veces tienden a pasar desapercibidas.

Deja en el olvido los malos momentos y llénate de buenas impresiones. Te ayudarán a generar sensaciones gratas y placenteras dondequiera que te encuentres, como te encuentres y con quien te encuentres.

La promesa divina para ti es: “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

IMPOSIBLE DE RESTAURAR


Es imposible que renueven su arrepentimiento aquellos que han sido una vez iluminados, que han saboreado el don celestial, que han tenido parte en el Espíritu Santo y que han experimentado la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, y después de todo esto se han apartado. Es imposible, porque así vuelven a crucificar, para su propio mal, al Hijo de Dios, y lo exponen a la vergüenza pública Hebreos 6:4-6.

¿Cómo puede una persona crucificar otra vez a Cristo Jesús? La expresión no puede ser literal porque Jesús está a la diestra del Padre en una posición de poder (Hebreos 1:3; 8:1). Por otro lado, no crucificamos de nuevo a Cristo cada vez que pecamos.

Cristo murió “una sola vez” por nuestros pecados (Hebreos 9:27,28). Su sacrificio es, por definición, único e irrepetible (Hebreos 7:27; 9:12; 10:10).

Esta expresión es una metáfora de un fenómeno que ocurre en la relación individual entre el creyente y Jesús. El creyente crucifica a Cristo Jesús cuando mata su relación con él.

En este sentido el creyente crucifica “para sí mismo” al Hijo de Dios.

Este acto implica un rechazo total del principio esencial del evangelio. Jesús definió la vida cristiana como el acto de “tomar la cruz”, es decir, “negarse a sí mismo”, y seguirle (Mateo16:24; Mar. 8:34; Lucas 9:23). Esto quiere decir que la aceptación de Jesús en nuestra vida implica la crucifixión del yo (Gálatas 2:20). Por eso, Pablo habla de crucificar al “mundo [...] para mí” (Gálatas 6:14), “la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos” (5:24), y la “vieja naturaleza” (Romanos 6:6).

En nuestra vida solo puede haber un rey, Cristo o el yo. No hay lugar para dos. Esto es metafóricamente una nueva crucifixión porque el individuo repite, en el plano personal, el rechazo de Cristo que efectuaron en la cruz las fuerzas del mal en el plano cósmico.

La gran mayoría de los cristianos experimenta una lucha muy difícil para decidir quién controlará su vida. Por un lado aman a Dios y desean cumplir su voluntad. Por otro lado, se aman a sí mismos y desean llevar a cabo su propia voluntad. Aquellos que, después de haber conocido a Dios matan su relación con él, es decir, que cierran totalmente su vida a su influencia, nunca se podrán recuperar de su situación. ¿Por qué? Porque Dios es el que produce arrepentimiento (Hechos 5:31) y si le cerramos totalmente la puerta, ¿cómo podremos arrepentimos? Ábrele hoy la puerta a Jesús y su voluntad.

Lecturas Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez

lunes, 22 de julio de 2013

QUE COMIENCEN LAS PLAGAS


Ve por la mañana a Faraón... y tú ponte a la ribera delante de él, y toma en tu mano la vara que se volvió culebra. Éxodo 7:15.

A Moisés y a Aarón se les indicó que a la mañana siguiente se dirigieran a la ribera del río, adonde solía ir el rey... En ese lugar los dos hermanos le repitieron su mensaje, y después, alargando la vara, hirieron el agua. La sagrada corriente se convirtió en sangre, los peces murieron y el río se tornó hediondo.

El agua que estaba en las casas y la provisión que se guardaba en las cisternas también se transformaron en sangre. Pero “los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos” y cambiaron el agua de los pozos de manera similar. Pero, el rey endureció su corazón y se negó a ceder. La plaga duró siete días, pero sin efecto alguno.

Entonces se hizo otro esfuerzo para convencer al rey. Nuevamente se alzó la vara sobre las aguas, y del río salieron ranas que se esparcieron por toda la tierra. Invadieron las casas, donde tomaron posesión de las alcobas, y aun de los hornos y las artesas. Los magos aparentaron producir animales similares por medio de sus encantamientos. Pronto la molestia general se tornó tan intolerable que el rey deseaba intensamente eliminarla. Aunque los magos habían podido producir ranas, no pudieron quitarlas. Al verlo, Faraón fue humillado hasta cierto punto, y deseaba que Moisés y Aarón pidieran a Dios que detuviera la plaga. Ellos le recordaron al arrogante rey su jactancia anterior y le preguntaron qué había ocurrido con el supuesto poder de sus magos. Entonces, le pidieron que designara el tiempo en que debieran orar, y a la hora señalada murieron las ranas, aunque el efecto permaneció porque sus cadáveres corrompieron la atmósfera.

La obra de los magos había convencido a Faraón de que estos milagros habían ocurrido gracias a la magia, pero tuvo evidencia abundante de que este no era el caso cuando la plaga de las ranas fue quitada. El Señor pudo haber convertido las ranas en polvo en un momento, pero no lo hizo, no fuese que, una vez eliminadas, el rey y su pueblo dijeran que había sido el resultado de hechicerías como las que hacían los magos... Con esto, el rey y todo Egipto tuvieron una evidencia que su vana filosofía no podía contradecir; vieron que esto no era obra de magia, sino un castigo enviado por el Dios del cielo – Signs of the Times, 11 de marzo de 1880; ver texto similar en Patriarcas y profetas, pp. 269, 270.
                                                                                 
Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

CUANDO ESTÉS HABLANDO, ¡ESCÚCHATE!


Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan. No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención. Efesios 4:29-30

Las palabras que pronunciamos, y la forma en que las decimos, dicen mucho más de nosotros que cualquier otra cosa. Estoy segura de que si grabáramos algunas de nuestras conversaciones, al escucharlas más tarde nos sentiríamos abochornadas. La ligereza con que a veces soltamos palabras, frases y expresiones verbales, pregona indudablemente todo lo que abrigamos en nuestro interior. En la Biblia leemos: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34).

Una manera de escucharnos a nosotras mismas mientras hablamos es observar el efecto que nuestras palabras tienen en la persona o personas que las escuchan.

El tono de voz, el contenido, los gestos que hacemos al hablar, forman el todo de una conversación y emiten un mensaje. Una buena palabra, dicha en un tono de desdén, podría causar en la persona que escucha un mal en vez de un bien.

Aunque las mujeres tenemos fama de hablar mucho más que los hombres, en realidad la situación es muy pareja. Los estudios más recientes demuestran que las mujeres pronunciamos aproximadamente 16,200 palabras al día, en contraste con los hombres que, según el mismo estudio, emplean unas 15,600 palabras. Posiblemente la diferencia estribe en que las mujeres sentimos más placer al hablar. Pero sea como fuere, no permitamos que el contenido de algunas de nuestras charlas sean calificadas como palabras “ociosas” (Mateo 12:36), o expresiones que salen de “labios impuros” (Isaías 6:5).

Hagamos el esfuerzo de hablar para bendecir y edificar. En la Palabra del Señor encontramos un gran consejo: “Los labios de los sabios esparcen conocimiento” (Proverbios 15:7). Hagamos del maravilloso don del habla una herramienta para alentar al que está caído, motivar al desanimado, proveer compañía al solitario y sanar las heridas del que está lastimado.

Amiga, encontrar las palabras correctas al hablar es uno de los desafíos que tendrás que enfrentar en este día. Recuerda que: “Como naranjas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo” (Proverbios 25:11).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

LA IMPORTANCIA DE UN BUEN NOMBRE


En aquel día, siete mujeres agarrarán a un solo hombre y le dirán: “De alimentarnos y de vestirnos nosotras nos ocuparemos; tan solo déjanos llevar tu nombre: ¡Líbranos de nuestra afrenta!” Isaías 4:1

Quizá no era la intención del profeta que las siete mujeres a las que se refería fueran simbólicas de siete iglesias, como lo pensaba el apóstol Juan en Apocalipsis. Porque un buen nombre es muy importante. Llevar el nombre, nada más, sin compromisos, lo único que quieren es llevar el nombre. Es difícil imaginar cómo un movimiento creciente puede subsistir durante casi dos décadas sin un nombre. George Knight señala en Lest We Forget [No sea que olvidemos] que, según algunos, elegir un nombre era ser como las otras iglesias. Por otra parte, ¿en qué parte dice la Biblia que las iglesias deben tener un nombre?

Es cierto que la Biblia no dice que Dios pusiera nombre a su iglesia, pero el gobierno sí exige que la iglesia tenga un nombre si quiere poseer propiedades. La necesidad de darle un nombre a la Iglesia Adventista surgió de la necesidad de inscribir la casa editora de Battle Creek, Michigan, en los registros gubernamentales. A principios del año 1860 Jaime White llegó a la conclusión de que ya no se haría cargo de los aspectos financieros de la institución.

Aun consciente de que sin un nombre no podrían registrar las propiedades, R. F. Cottrell escribió:
“Sería erróneo “ponernos un nombre”, pues eso está en el mismo fundamento de Babilonia”. White replicó a la sugerencia de Cottrell (que el Señor cuidaría las propiedades de la iglesia) diciendo: “Es peligroso dejar a Dios lo que él nos ha dejado a nosotros”.

En 1860, un congreso de observadores del sábado votó la elección de un nombre para la denominación. Muchos se inclinaban por el nombre “Iglesia de Dios”. Pero ya había muchos grupos que tenían ese nombre. Finalmente, David Hewitt sugirió el nombre adventistas del séptimo día. Su propuesta fue aceptada, pues muchos delegados reconocieron que “expresaba nuestra fe y nuestra posición [doctrinal]“. Elena de White, que había permanecido en silencio durante todo el debate, dijo: “El nombre adventista del séptimo día presenta los verdaderos rasgos de nuestra fe, y convencerá a la mente inquisidora” (La iglesia remanente, p. 106).

Tal es el valor de un buen nombre que debemos cuidar y ennoblecer. Recuerda que nuestro testimonio pone en alto el nombre de la iglesia de Dios donde quiera que estemos.

Lecturas Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez

PERDIDA O GANANCIA


Lugar: China

Palabra de Dios: Eclesiastés 7:14

De acuerdo con una fábula china, un anciano vivía cerca de los límites de su país. Un día, su caballo desapareció, y él salió en su búsqueda, hasta que alguien le contó que había visto al caballo del otro lado de la frontera. Los amigos y los vecinos del hombre llegaron para consolarlo.

-Está bien -dijo el anciano-, ¿Quién sabe? Quizá sea para bien.

Varios días más tarde, el hombre oyó ruido de caballos. Cuando salió, encontró que había vuelto el caballo que había escapado, trayendo consigo otro caballo. Los amigos y los vecinos del hombre acudieron a ver al caballo nuevo.

-Qué buena suerte -felicitaron al anciano.

El anciano dijo, sabiamente:

-Conseguí un nuevo caballo, pero no puedo decir que esto sea bueno o malo.

Un día, el hijo del anciano salió a cabalgar en el caballo nuevo. Se cayó, y se quebró la pierna. Una vez más, los amigos y los vecinos del anciano aparecieron, diciendo cuánto lamentaban esto tan terrible que había sucedido.

-Quizás, al final de todo, esto sea para bien -respondió el anciano.

Estalló la guerra, y las autoridades reclutaron a todos los hombres jóvenes para el ejército. Muchos fueron heridos o murieron en batalla.

Pero, el hijo del anciano no podía luchar en el ejército, a causa de su pierna quebrada. Así que, finalmente, esa pérdida se transformó en ganancia.

La Biblia dice: “Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando te lleguen los malos, piensa que unos y otros son obra de Dios…” Por cuanto vivimos en un mundo pecaminoso, a veces nos ocurren cosas malas. Pero, no importa lo que suceda, Dios está en el control. Confía tu vida en sus manos, y él estará contigo en las buenas y en las malas.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo

Por Helen Lee Robinson

CORRE, CORRE, CORRE


Lugar: México

Palabra de Dios: Hebreos 12:1

Caballo y su amigo caminaban por el bosque hacia un manantial termal, cuando Caballo descubrió un sendero que no conocía. Despidiéndose de su amigo, salió corriendo. Aunque no tenía ni idea de hacia dónde se dirigía ese sendero, estaba haciendo lo que le gustaba, y eso era correr.

Él es uno de los 40 mil indios Tarahumara que viven en el noroeste de México. Estos indios son conocidos, quizá, como los mejores corredores de larga distancia del mundo, pues corren hasta 240 kilómetros por vez. Correr parece formar parte de su vida. Corren para ir al trabajo, para ir al hospital; a veces, hasta para ir a comer. Créelo o no, pueden atrapar a un ciervo, persiguiéndolo hasta que el animal finalmente se cansa.

Lo sorprendente es el estado físico de los indios Tarahumara.

Mientras corren, su presión sanguínea baja y su ritmo cardíaco se mantiene en un promedio de unos 130 latidos por minuto. Luego de correr 80 kilómetros, ni siquiera se ven cansados. No sorprende, entonces, que los indios Tarahumara hayan ganado ultra maratones de 160 kilómetros.

¿Puedes imaginarte corriendo durante 18 a 20 horas? Eso es lo que lleva correr una de estas ultra maratones. Exige mucha perseverancia.

La mayoría de nosotros, probablemente, nunca corra distancias tan grandes. Pero, de la misma manera, necesitamos perseverar en nuestra vida espiritual.

La Biblia nos dice: “Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante”. Sigue corriendo. Algún día, pronto, terminaremos la carrera.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

domingo, 21 de julio de 2013

EL PODER SUPERIOR DE DIOS


Tú dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje ir de su tierra a los hijos de Israel. 
Éxodo 7:2.

El Señor indicó a Moisés que volviera ante el pueblo y le repitiera la promesa de la liberación, con nuevas garantías del favor divino. Hizo lo que se le mandó, pero el pueblo no estuvo dispuesto a recibirlo: sus corazones estaban llenos de amargura, todavía restallaba el látigo en sus oídos, el clamor de angustia y de dolor ahogaba todo otro sonido, y no querían oír. Moisés bajó su cabeza en humillación y frustración, y nuevamente escuchó la voz de Dios: “Entra y habla  Faraón rey de Egipto, que deje ir de su tierra a los hijos de Israel” (Éxodo 6:11).

Se le dijo que el monarca no cedería hasta que Dios visitara con sus juicios a Egipto y sacara a Israel mediante una señalada manifestación de su poder...

Les mostraría, por medio de su siervo Moisés, que el Hacedor del cielo y la tierra es el Dios viviente y todopoderoso, sobre todo otro dios; que su fuerza es superior a la del más fuerte; que su omnipotencia podía sacar a su pueblo con mano fuerte y brazo extendido...

Obedientes al mandato de Dios, Moisés y Aarón entraron nuevamente en los señoriales salones del rey de Egipto. Allí, rodeados de altas columnas ricamente esculpidas y la belleza de ricas tapicerías y adornos de plata, oro y piedras preciosas, ante el monarca del reino más poderoso de aquel entonces, estaban de pie los dos representantes de la raza despreciada, uno con una vara en la mano, llegados una vez más para declarar su pedido de que dejara ir a su pueblo.

El rey exigió un milagro. Moisés y Aarón habían sido instruidos acerca de cómo proceder en caso de que se hiciese tal demanda, de manera que Aarón tomó la vara y la arrojó al suelo ante Faraón. Esta se convirtió en serpiente. El monarca hizo llamar a sus “sabios y hechiceros”, y “echó cada uno su vara, las cuales se volvieron culebras: mas la vara de Aarón devoró las varas de ellos” (Éxodo 7:11, 12)... 

Los magos no convirtieron sus varas en verdaderas serpientes; ayudados por el gran engañador, produjeron esa apariencia mediante la magia, para copiar la obra de Dios...

Así, la obra de Dios se manifestó superior a la de Satanás – Signs of the Times, 11 de marzo de 1880.
                                                                                 
Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

LA AUTOCOMPASIÓN ES DESTRUCTIVA


Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Me sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme. Salmo 40:1-2

La autocompasión consiste en sentir lástima por uno o una misma, y es el resultado de una baja autoestima. La persona que se autocompadece se considera víctima de las circunstancias y del medio que la rodea. Una persona así se siente acechada y cree que todos quieren sacar provecho a su costa, y esto la hace sufrir intensamente.

La autocompasión es también una excusa para no asumir responsabilidades ni hacer compromisos. Quien la adopta se muestra ante los demás como alguien débil y sin recursos, lo que la lleva a vivir a expensas de decisiones ajenas.

John William Gardner, que ocupó varios cargos político importantes en los Estados Unidos, habló de la autocompasión de la siguiente manera: “Sentir lástima de uno mismo es uno de los narcóticos más destructivos. Es adictivo, da placer únicamente en el momento, y aleja a la persona de la realidad”.

El que siente compasión de sí mismo cuenta su vida por las derrotas, los errores, los traumas, y es incapaz de ver las cosas buenas que la vida le ha dado. Esta es una condición paralizadora que infunde temor.

Las desgarradoras palabras del salmista nos llevan a pensar que en su vida hubo rachas de autocompasión: “Pero yo, gusano soy y no hombre; la gente se burla de mí, el pueblo me desprecia. Cuantos me ven, se ríen de mí” (Salmo 21:6).

Afortunadamente él buscó y encontró en Dios la mejor terapia. No permitió que la autocompasión se convirtiera en el eje de su vida, por eso es que David más tarde pudo decir: “Te exaltaré, Señor, porque me levantaste” (Salmo 30:1).

Nosotras, como hijas de Dios, estamos expuestas a situaciones adversas en un mundo complicado. A pesar de ello, Dios desea que vivamos en plenitud, esperando la vida venidera que será eterna y sin las consecuencias de la maldad y el pecado.

Recuerda que Dios te creó para volar como las mariposas y las aves, y no para que te sientas como un vil insecto. Agradece por la vida, espera cosas buenas de este día y mírate como lo que eres, una hija de Dios.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

¿ENTIENDES EL LLAMAMIENTO?


Dios nos habla una y otra vez, aunque no lo percibamos. Job 33:14)

Dicen que en el tiempo en que el telégrafo era el medio más rápido de comunicación a larga distancia sucedió el hecho que dio origen a la siguiente historia. Lo menciona Gary Preston en Character Formed from Conflict [Un carácter formado por el conflicto].

Un joven quería presentar una solicitud para trabajar como telegrafista. En respuesta a un anuncio que apareció en el periódico, fue a la dirección anunciada. Cuando llegó, entró a una enorme y ruidosa oficina. Al fondo se oían los ruidos característicos de un telégrafo.

Un letrero en la ventanilla indicaba a los aspirantes que llenaran una solicitud y esperaran hasta que los llamasen a la oficina interior. El joven llenó una solicitud y se sentó con otros siete aspirantes que ya esperaban. A los pocos minutos el joven se puso de pie, atravesó el salón hacia la puerta de la oficina interior y entró. Por supuesto, los demás aspirantes se levantaron, preguntándose qué sucedía. ¿Por qué aquel tipo había sido tan atrevido?

El furor se tradujo en un murmullo de ira apenas contenido. Mascullaron entre sí que no habían escuchado alguna llamada. Todos saborearon de antemano la satisfacción de ver que lo echarían de la oficina y lo descalificarían inmediatamente para el empleo.

Pero, ¡oh, sorpresa increíble! A los pocos minutos el joven salió de la oficina interior escoltado por el entrevistador.

-Caballeros -anunció el entrevistador-, muchas gracias por haber venido, pero el empleo se le ha concedido a este joven.

Los demás aspirantes comenzaron a refunfuñar.
-Un momento -dijo uno de ellos- Hay algo que no comprendo. Él fue el último en llegar, y ni siquiera nos dieron la oportunidad de entrevistarnos. Sin embargo, a pesar de haber llegado el último, le dieron el empleo. Eso no es justo.

-Lo lamento -respondió el empleador-, pero todo el tiempo que ustedes estuvieron sentados aquí el telégrafo ha tableteado el siguiente mensaje en clave Morse: “Si usted entiende este mensaje pase a la oficina interior. El empleo es suyo”. Ninguno de ustedes lo escuchó ni lo entendió. Este joven sí. Por lo tanto, el empleo es para él.

Buena lección, ¿verdad? Dios habla en medio del tumulto y el escándalo de la vida. La clave está en oír y entender. Como dice nuestro texto de hoy: “Dios nos habla una y otra vez, aunque no lo percibamos”. Por algo dijo Jesús: “El que tenga oídos para oír, que oiga” (Marcos 4:23). ¿Has oído tú el llamado de Dios? Recuerda que muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.

Lecturas Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez

PLACAS DE IDENTIFICACIÓN


Lugar: Papúa Nueva Guinea

Palabra de Dios: Isaías 49:16

Durante la Segunda Guerra Mundial, los militares asignaron a Herbert a un depósito de suministros en Nueva Guinea. Poco después haber llegado allá, perdió sus placas de identificación militar, y el ejército tuvo que hacerle unas nuevas. Las placas quedaron enterradas en la arena, olvidadas.

Cuarenta y tres años más tarde, Herbert recibió una carta por correo.

Una pareja, de vacaciones en Nueva Guinea, había encontrado sus placas de identificación mientras caminaba por la playa. Se las habían entregado a un hombre que vivía en la zona, y él había logrado encontrar la dirección actual de Herbert.

¿Cómo sabía aquel hombre que las placas pertenecían a Herbert?

Porque tenían grabados su nombre y su número de serie. También, tenían el nombre y la dirección de su familiar más cercano, quien vivía en Morris, Oklahoma. El hombre contactó al comisario de Morris, y el comisario se comunicó con la madre de Herbert, y eventualmente sus placas de identificación llegaron a su dueño.

Las placas de identificación no son lo único que tienen nombres grabados en ellas. Algunas personas tienen sus nombres grabados en una placa o en un trofeo. A veces, la gente graba un mensaje especial en un reloj o en una joya, como regalo para alguien. El grabado es permanente. Es especial.

¿Alguna vez te preguntaste cuánto te ama Dios? Oye lo que él dice: “Grabada te llevo en las palmas de mis manos…” Tú y yo tenemos nuestros nombres grabados en las palmas de sus manos; ¡en las manos de Dios! Él nunca nos olvidará, y siempre nos amará.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

sábado, 20 de julio de 2013

DIOS CIERTAMENTE LOS VISITARÁ


Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob. Génesis 50:24.

Apenas unas pocas familias habían descendido a Egipto, pero se habían convertido en una gran multitud. Rodeados por la idolatría, muchos habían perdido el conocimiento del Dios verdadero y habían olvidado su Ley.

Pero todavía había entre los israelitas algunos que adoraban... al Hacedor de los cielos y de la tierra. Estos se preocupaban profundamente cuando veían a sus hijos presenciar diariamente las abominaciones del pueblo idólatra que los rodeaba... En su dolor, clamaban al Señor pidiéndole liberación del yugo egipcio...

No ocultaban su fe, sino que declaraban a los egipcios que ellos adoraban al único Dios verdadero y viviente. Y repasaban las evidencias de su existencia y poder, desde la creación. Así, tuvieron los egipcios oportunidad de conocer la religión de los hebreos y a su Dios...

Los ancianos de Israel trataron de sostener la desfalleciente fe de sus hermanos, repitiéndoles las promesas hechas a sus padres y las palabras proféticas con que, antes de su muerte, José predijo la liberación de su pueblo de Egipto.

Algunos escucharon y creyeron; otros, mirando las circunstancias que los rodeaban, se negaron a tener esperanza. Los egipcios, al saber lo que pasaba entre sus siervos, se mofaron de sus esperanzas y desdeñosamente negaron el poder de su Dios...

Los siervos fieles de Dios comprendieron que por haberse apartado Israel como pueblo de Dios, y por su disposición a casarse con idólatras y dejarse llevar a la idolatría, el Señor había permitido que llegaran a ser esclavos en Egipto...

Muchos se conformaban con permanecer en la servidumbre, antes que enfrentar las dificultades que acompañarían el traslado a una tierra extraña; y los hábitos de algunos se habían hecho tan parecidos a los de los egipcios que preferían vivir en Egipto. Por lo tanto, el Señor no los libertó mediante la primera manifestación de su poder ante Faraón. Controló los acontecimientos para que se desarrollara más plenamente el espíritu tiránico del rey egipcio, y para dar a los israelitas, mediante las manifestaciones del vasto poder [de Dios], percepciones más elevadas del carácter divino, a fin de que estuvieran ansiosos por abandonar Egipto y eligieran el servicio al Dios verdadero y misericordioso – Signs of the Times, 4 de marzo de 1880.
                                                                                 
Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

LAS ACTITUDES DETERMINAN LA CALIDAD DE VIDA


Este es el pacto que haré con ellos después de aquel tiempo -dice el Señor-: Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente. 
Hebreos 10:16

Te has preguntado alguna vez por qué algunas personas desarrollan una buena calidad de vida, a pesar de que están rodeadas de circunstancias adversas? ¿Y por qué otras, aun teniendo los vientos a favor, viven en forma miserable?

¿Por qué algunos que reciben las mismas oportunidades viven derrotados; mientras que otros tienen una vida rica y productiva? Aparentemente hay quienes saben sacar jugo a la vida, y otros dejan que la vida les saque el jugo a ellos.

Nuestras actitudes determinan en gran manera nuestra calidad de vida. Son las fuerzas que nos orientan a la hora de enfrentar las demandas y los desafíos de la vida. Nos valemos de ellas para interpretar la realidad, y esto es diferente para cada persona.

Las actitudes tienen componentes cognitivos y emotivos. Esto quiere decir que todas nuestras actitudes tienen que ver con las experiencias vividas y con la interpretación emotiva que hagamos de ellas. El apóstol Pablo, al escribir a los romanos, les exhortó a renovar su entendimiento. Les dijo: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).

Amiga, si al hacer una análisis de tu vida te das cuenta de que está salpicada de experiencias y emociones negativas, y que de algún modo afectan a tus actitudes y a tu conducta presente, recuerda que Dios puede transformar tu mente para que veas desde una perspectiva diferente tu pasado, y no sea un lastre que te impida disfrutar de la vida y esperar del futuro lo mejor. El consejo divino para este día es: “Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse -el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad” (Efesios 4:22-24).

Te reto a que hagas de este día un cambio radical en tus actitudes negativas, para que así te transformes en una mujer que agrade a Dios y sea un ejemplo digno de imitar.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

¿CULTIVO DE MALEZAS?


Los siervos fueron al dueño y le dijeron: “Señor, ¿no sembró usted semilla buena en su campo? Entonces, ¿de dónde salió la mala hierba?” “Esto es obra de un enemigo”, les respondió. Mateo 13:27, 28.

Todo empezó el día que, junto con unos primos, decidimos cultivar un pequeño huerto.

Empezamos a principios del verano cuando la nieve se había derretido y la tierra estaba a punto de reverdecer. Alquilamos un terreno justo detrás de nuestra casa y nos dimos a la tarea de limpiarlo, preparar la tierra y plantar las semillas. En la cabecera de cada surco clavamos una pequeña estaca en el suelo y fijamos en ella un sobre que identificaba las semillas que habíamos sembrado en el surco. ¡Qué precioso se veía nuestro terreno!

Esa noche, sin embargo, cayó una terrible tormenta que continuó durante los siguientes tres días. Cuando cesó, la faz de nuestro terreno se había transformado. Apenas se podía distinguir dónde habían estado los surcos, y los sobres habían sido arrastrados por el vendaval.

Para complicar la situación, mi esposa y yo teníamos que salir de viaje. Cuando regresamos, nuestro terreno ofrecía un espectáculo desolador. El sol brillaba con todo su fuerza y la tierra bien hidratada había producido una pequeña jungla. ¡Aquello era un desastre!

Sin embargo, no nos dimos por vencidos. Decidimos limpiar el terreno, pero ¿cómo saber qué plantas quitar? Debido a nuestra inexperiencia no conocíamos cómo eran las plantas de la buena semilla y el viento había arrastrado los sobres. Sin más guía que nuestra intuición, limpiamos nuestro terreno de todo lo que parecía maleza. Nuestro esfuerzo dio resultados. Pronto vimos que las tomateras, las zanahorias y las calabaceras crecían con vigor.

Había un surco muy singular. Era el más bello de todos, pero no estábamos seguros de qué crecería allí. Más tarde nos dimos cuenta de que en ese surco cultivábamos maleza.

¡Qué decepción!

En la vida cristiana nos puede pasar lo mismo. Si dejas que crezca la maleza junto con la buena semilla, será muy difícil distinguir la una de la otra. Cuanto más tardes en actuar, tanto más difícil será. Una vez que decides desarraigar el mal de tu vida, es preciso que reconozcas que la Biblia es la única guía segura que explica con claridad cuál es la diferencia entre la verdad y el error. Pon atención a la Palabra de Dios, no sea que al final de tu vida te des cuenta de que has estado cultivando malezas. Ten la seguridad de que eso les ocurrirá a “muchos” en aquel día (Mateo 7:22).

Lecturas Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez