Lugar:
California, EE.UU.
Palabra de Dios: Colosenses 3:12
Carolina
no estaba teniendo un buen día. Parecía que todo lo que podía salir mal, estaba
saliendo mal. Y, para cuando llegó la hora de preparar la cena, estaba cansada
y de muy mal humor. Para rematarla, a mitad de la preparación de la cena se
quedó sin sal. Con un suspiro de exasperación, tomó su licencia de conducir y
un solo cheque, y se dirigió al supermercado.
Luego
de encontrar la sal y algunas otras cosas, Carolina se dirigió a la caja.
Cuando la caja registradora marcó el total, Carolina escribió el cheque por la
cantidad exacta y se lo dio a la cajera. En ese momento, se dio cuenta de que
la sal estaba todavía en el carro de las compras.
-Lo
que más necesitaba -murmuró-. Voy a tener que volver por eso -le dijo a la
cajera-. No tengo más dinero conmigo.
La
cajera le sonrió comprensivamente.
-¿Es
uno de esos días? -dijo, mientras sacaba un billete de su bolsillo y pagaba la
sal-. Tome, aquí está el cambio. Yo siempre tengo algunos billetes de un dólar
conmigo, para momentos como este. Es lo que puedo hacer, para que el mundo sea
un lugar mejor.
Agradeciendo
a la cajera, Carolina se dirigió a su casa, sintiéndose mucho mejor. Una
sonrisa remplazaba ahora su ceño fruncido. Un pequeño acto de bondad había
hecho maravillas para levantarle el ánimo.
Como
cristianos, tú y yo tenemos la oportunidad de alegrar las vidas de quienes nos
rodean. El apóstol Pablo escribió: “Por lo tanto, como escogidos de Dios,
santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad,
amabilidad y paciencia”.
La
historia no termina aquí. Una semana más tarde, Carolina volvió al supermercado
y le dio a la cajera veinte billetes de un dólar.
-Por
favor, tome este dinero -le dijo-, y haga que el mundo sea un poquito más
brillante para veinte personas más.
Lecturas Devocionales
para Menores 2013
En algún lugar del
Mundo
Por Helen Lee Robinson
No hay comentarios.:
Publicar un comentario