En medio de las pruebas más difíciles, su
desbordante alegría y su extrema pobreza abundaron en rica generosidad (2
Corintios 8:2).
Cuando
se propuso la idea de la evangelización vía satélite, muchos dijeron que era
demasiado costosa. En ese tiempo los proyectores de vídeo y el equipo para
bajar la señal del satélite eran mucho más costosos que hoy. En los Estados
Unidos el coste llegaba a los siete mil dólares por iglesia. Las iglesias
pequeñas lo consideraron sumamente alto. Por otra parte, la evangelización vía
satélite no había sido probada. Las iglesias tuvieron que hacer un esfuerzo de
fe. Fue asombroso ver cuántos centenares de iglesias aceptaron el desafío y
compraron el equipo. Descubrieron que con la bendición de Dios y la preparación
adecuada la evangelización vía satélite funciona muy bien.
El
pastor Robert Folkenberg, expresidente de la Asociación General, con el pastor
Wakaba, presidente de la Iglesia Adventista de Sudáfrica, planificó desarrollar
la primera campaña de evangelización vía satélite en el continente africano. La
campaña se realizaría en Soweto, Sudáfrica. La iglesia local entendió el plan,
¿pero podría asimilarlo el resto del continente? ¿Podrían los creyentes comprar
el equipo receptor? La verdad es que no era tan sencillo.
En
aquel tiempo, en África, el equipo completo para bajar la señal que consistía
en una antena parabólica de dos a tres metros de diámetro, el decodificador o
receptor y los cables, costaban aproximadamente quince mil dólares. Si una
iglesia compraba también un pequeño proyector de video, el paquete total podría
costar veinticinco mil dólares. Para poner esta cantidad en la perspectiva de la
economía africana, el sueldo de un obrero podría ser cincuenta dólares al mes.
En otras palabras, ¡el equipo para la evangelización vía satélite costaba a la
iglesia veinticinco años del salario de un miembro!
¿Puedes
imaginar cómo reaccionaría una iglesia del “primer mundo” si el equipo para
bajar la señal del satélite costara el equivalente a más de dos décadas del
salario de un miembro? ¿Cuántas iglesias de Norteamérica habrían hecho esa
clase de inversión? Sin embargo, en África, en Europa Oriental y en la India
las iglesias hicieron exactamente eso!
Los
misioneros de ultramar quedaron asombrados y muchos lloraron públicamente
cuando conocieron ese inmenso sacrificio económico. Lo hicieron porque querían
formar parte de ese nuevo medio de evangelización.
Como
en el caso de la ofrenda de la viuda (Marcos 12:42), Dios siempre ha tocado el
corazón de sus hijos para que hagan este tipo de sacrificios y cumplan la
misión que les ha encomendado.
Y
tú, ¿también lo harías?
Lecturas Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez
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