¿MUJERES PODEROSAS O MUJERES LLENA PODER?
Según avanzan los peregrinos, cobran más
fuerzas, y en Sión se presentan ante el Dios de dioses. Salmo 84:7
La
influencia de la mujer en los diferentes ámbitos de la vida toma cada vez más
fuerza a lo largo y ancho del planeta. Por ejemplo, desde hace años, varios
países han tenido a mujeres al frente de sus gobiernos; Ángela Merkel en
Alemania, Michelle Bachelet en Chile, o Cristina Fernández en Argentina.
Mujeres que, en el mundo de la política, los negocios y las ciencias, han
alcanzado puestos de poder, evidenciando sus habilidades naturales y sus
capacidades adquiridas. Es posible que Gabriel García Márquez pensara en estos
logros femeninos cuando dijo: “En todo momento de mi vida hay una mujer que me
lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor
que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces”.
Aplaudimos
el desempeño de estas mujeres. Sin embargo, la aspiración de la mujer cristiana
va mucho más allá. Nuestro anhelo no es ser poderosas, sino estar llenas de
poder. No solo del que emana de nuestras capacidades, habilidades y talentos,
sino especialmente del que proviene de Dios, que nos ayuda a cultivar un
corazón ardiente para luchar contra el pecado y nos fortalece para transformar
lo que no está de acuerdo con la voluntad de Dios en nuestro entorno. Elena de
White escribió: “La influencia refinadora y suavizadora de las mujeres
cristianas se necesita en la gran obra de predicar la verdad” (El evangelismo,
cap. 14, p. 345).
Supliquemos
con fervientes oraciones cotidianas el poder de Dios, y será derramado
abundantemente a través del Espíritu Santo. Esta es una petición que complace
al Señor. Él está dispuesto a hacerse cargo de la vida que dócilmente entrega
su voluntad, doblega su yo, y se compromete con determinación a permanecer
firme, aunque las circunstancias sean adversas.
Es
innegable que vivimos tiempos difíciles. Las mujeres espiritualmente frágiles
pueden sucumbir con mucha facilidad. En cambio, quienes estén llenas del poder
de Dios lograrán superar cualquier circunstancia adversa, y así salvarán sus
hogares y ayudarán a salvar al mundo para la eternidad. No trates de ser una
mujer poderosa, mejor procura ser una mujer llena del poder de Dios, y todo lo
demás vendrá por añadidura. Esa es la promesa del Señor.
Tomado de Meditaciones
Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
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