miércoles, 31 de julio de 2013

LA VIDA CONLLEVA RIESGOS


Amen al Señor, todos sus fieles; él protege a los dignos de confianza, pero a los orgullosos les da su merecido. Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan. 
Salmo 31:23-24

Cuando nacemos, ya venimos equipadas por el Creador para hacer frente a las demandas de la vida. Los talentos, las habilidades y las capacidades físicas, mentales y espirituales son las herramientas con las cuales tendremos que enfrentar los riesgos que conlleva vivir en este planeta.

Hay quienes, conscientes de esto, afilan, pulen y emplean sus capacidades, en contraste con aquellos que prefieren dejarse llevar por la inercia de la vida, sin realizar un mínimo esfuerzo. Quien esté dispuesto a enfrentar la vida con todos sus riesgos será un buen protagonista de los acontecimientos que le sobrevengan, y no un simple espectador. Reconocerá que el camino para trascender y lograr los objetivos trazados requiere un gran esfuerzo, tenacidad y diligencia.

Los que crean su propia burbuja de seguridad y se sienten cómodos en ella, se ven privados de la oportunidad de construir una vida exitosa y útil. El reconocido abogado austríaco Peter Drucker dijo: “Donde hay una empresa de éxito, hay alguien que tomó una decisión valiente”.

La mexicana Adriana Macías es un ejemplo de perseverancia y dedicación.

Llegó a la vida sin dos de las herramientas más importantes que tenemos: los brazos. Sin embargo, esto, lejos de ser un impedimento para ella, fue un acicate que le permitió desarrollarse como persona y como mujer. Hoy, apenas superando los treinta años, es una mujer bella físicamente, abogada de profesión y autora de varios libros, entre los cuales destaca Abrazar el éxito, sin meter las manos. Adriana estuvo dispuesta a caminar por la senda del sacrificio y del dolor, logrando que sus piernas y sus pies se transformaran también en sus brazos y sus manos.

Vivir la vida y aceptar los riesgos que conlleva es un acto de valentía y de fe.

Valor para evitar los impedimentos y una fe inquebrantable para confiar en que Dios está al mando de la vida de cada ser humano.

Amiga, mírate bien, reconócete como una hija de Dios y pon tus manos a la obra. El Señor despliega constantemente ante ti un mundo de posibilidades.


Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

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