Amen al Señor, todos sus fieles; él protege a los dignos de confianza,
pero a los orgullosos les da su merecido. Cobren ánimo y ármense de valor,
todos los que en el Señor esperan.
Salmo 31:23-24
Cuando
nacemos, ya venimos equipadas por el Creador para hacer frente a las demandas
de la vida. Los talentos, las habilidades y las capacidades físicas, mentales y
espirituales son las herramientas con las cuales tendremos que enfrentar los
riesgos que conlleva vivir en este planeta.
Hay
quienes, conscientes de esto, afilan, pulen y emplean sus capacidades, en
contraste con aquellos que prefieren dejarse llevar por la inercia de la vida,
sin realizar un mínimo esfuerzo. Quien esté dispuesto a enfrentar la vida con
todos sus riesgos será un buen protagonista de los acontecimientos que le
sobrevengan, y no un simple espectador. Reconocerá que el camino para
trascender y lograr los objetivos trazados requiere un gran esfuerzo, tenacidad
y diligencia.
Los
que crean su propia burbuja de seguridad y se sienten cómodos en ella, se ven
privados de la oportunidad de construir una vida exitosa y útil. El reconocido
abogado austríaco Peter Drucker dijo: “Donde hay una empresa de éxito, hay
alguien que tomó una decisión valiente”.
La
mexicana Adriana Macías es un ejemplo de perseverancia y dedicación.
Llegó
a la vida sin dos de las herramientas más importantes que tenemos: los brazos.
Sin embargo, esto, lejos de ser un impedimento para ella, fue un acicate que le
permitió desarrollarse como persona y como mujer. Hoy, apenas superando los
treinta años, es una mujer bella físicamente, abogada de profesión y autora de
varios libros, entre los cuales destaca Abrazar el éxito, sin meter las manos.
Adriana estuvo dispuesta a caminar por la senda del sacrificio y del dolor,
logrando que sus piernas y sus pies se transformaran también en sus brazos y
sus manos.
Vivir
la vida y aceptar los riesgos que conlleva es un acto de valentía y de fe.
Valor
para evitar los impedimentos y una fe inquebrantable para confiar en que Dios
está al mando de la vida de cada ser humano.
Amiga,
mírate bien, reconócete como una hija de Dios y pon tus manos a la obra. El
Señor despliega constantemente ante ti un mundo de posibilidades.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la
mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
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