De
éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el
Señor con sus santas decenas de millares. Judas 1:14.
Dios reveló a Enoc... el plan de la
redención. Mediante el Espíritu de profecía lo llevó a través de las
generaciones que vivirían después del diluvio, y le mostró los grandes eventos
relacionados con la segunda venida de Cristo y el fi n del mundo.
Enoc había estado preocupado acerca de los
muertos. Le había parecido que los justos y los impíos se convertirían
igualmente en polvo, y que ese sería su fin. No podía concebir que los justos
vivieran más allá de la tumba. En visión profética, se lo instruyó en lo
concerniente a la muerte de Cristo y se le mostró su venida en gloria,
acompañado de todos los santos ángeles, para rescatar a su pueblo de la tumba.
También vio la corrupción que habría en el mundo cuando Cristo viniera por
segunda vez, y que habría una generación presumida, jactanciosa y empecinada
que negaría al único Dios y al Señor Jesucristo, pisoteando la Ley y
despreciando la redención. Vio a los justos coronados de gloria y honor, y a
los impíos desechados de la presencia del Señor, y destruidos por el fuego...
A través de las bendiciones y los honores
otorgados a Enoc, el Señor enseña una lección de gran importancia: Todos los
que por la fe confían en el Sacrificio prometido y obedecen fielmente los
Mandamientos de Dios, serán recompensados. Nuevamente, aquí se representan dos
grupos que han de existir hasta la segunda venida de Cristo: los justos y los
impíos, los leales y los rebeldes.
Dios recordará a los justos, quienes lo
temen. Por cuenta de su amado Hijo, los respetará y honrará, y les dará vida
eterna. Pero a los impíos que pisotean su autoridad los raerá de la tierra, y serán
como si nunca hubiesen sido.
Después de la caída de Adán desde un estado
de felicidad perfecta a una condición de pecado y miseria, hubo peligro de que
los hombres y las mujeres se desanimaran... Pero las instrucciones que Dios dio
a Adán, repetidas por Set y practicadas por Enoc, despejaron las tinieblas y la
tristeza e infundieron al hombre la esperanza de que, así como por Adán vino la
muerte, por el Redentor prometido vendría la vida y la inmortalidad – Signs of
the Times, 20 de febrero de 1879; parcialmente en Patriarcas y profetas, pp.
73-76.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
No hay comentarios.:
Publicar un comentario