Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece
agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de
justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella. Hebreos 12:11
Los
cristianos, especialmente los nuevos en la fe y los jóvenes, tienden a creer
que el camino de la fe es de paz, seguridad y felicidad. Pero pronto descubren
que no es así.
Arnold
J. Toynbee dedicó su vida a buscar la respuesta a estas dos interrogantes: ¿Qué
hace que una gran nación surja y luego desaparezca? ¿Qué condiciones
contribuyen a que una sociedad prospere? Los resultados de su investigación
aparecen en una obra de varios tomos titulada Estudio de la historia. Estas son
las conclusiones resumidas a las cuales llegó después de toda una vida dedicada
al estudio:
Primero:
no existe ninguna raza superior a las demás. Segundo: no es cierto que el medio
ambiente aporte las condiciones propicias para el desarrollo de las grandes
sociedades.
Toynbee
descubrió que una vida fácil no contribuye a la grandeza de una sociedad; al
contrario, la estorba. Por ejemplo, descubrió que un clima placentero no
produce grandes civilizaciones.
Toynbee
dice que las grandes civilizaciones surgen como respuesta a los desafíos que
afrontan. Una gran dificultad las obliga a hacer un esfuerzo superior. El
obstáculo puede ser geográfico, político o militar. Puede ser, incluso, un
clima inhóspito. Mientras exista un desafío, algo en contra de lo cual luchar,
mientras existan nuevas fronteras, habrá crecimiento.Por
eso sucede que, una vez que una civilización ha llegado a la grandeza, se
descuida, baja la guardia y entra en decadencia.
Los
principios de Toynbee también se aplican a las iglesias, las familias y los
individuos.
Para
crecer se necesita un desafío, un conflicto, una incertidumbre. El historiador
británico estableció la siguiente regla: “Eliminar los riesgos estimula la
decadencia y a la larga destruirá cualquier sistema”.
Por
eso Dios no facilita nuestra lucha en el gran conflicto. Sabe que nos hace bien
luchar.
Nos
mantiene despiertos mediante la lucha sin cuartel contra las potestades de las
tinieblas. Dios, de una forma muy sabia, se niega a concedernos seguridad
absoluta y ausencia de riesgos. No quiere que nos sintamos cómodos y dejemos la
lucha y la peregrinación.
Una
seguridad excesiva es dañina. Un poco de inseguridad nos mantiene alerta.
Por
lo tanto, si tienes problemas, ¡no te desanimes! ¡Nunca pienses que tus
problemas son indicios de que Dios se ha olvidado de ti! Más bien, son
evidencias de que trabaja con éxito en la edificación de tu carácter.
Lecturas
Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..?
Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez
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