Lugar:
República Checa
Palabra de Dios: Génesis 1:27
Cuando
estaba en la universidad, tomé una materia de genética. Es el estudio de cómo
se transmiten, de una generación a la siguiente, características físicas
específicas. En otras palabras, cómo terminé “heredando” los pies de mi papá y
las manos de mi mamá.
Gregorio
Mendel, que vivía en Brünn, Austria (ahora Bmo, República Checa), quería saber
cómo funcionaba eso. Se dio cuenta de que las características de las plantas progenitoras
no se mezclaban simplemente; en lugar de eso, había algunos rasgos específicos
que se seleccionaban y se transmitían por completo.
Por
ejemplo, si una planta tenía flores violetas y la otra tenía flores blancas, la
planta resultante tenía flores violetas o flores blancas, no una combinación de
ambas (flores lilas). Esto tiene sentido, ¿no es cierto? En otras palabras, si
tu mamá tiene ojos azules y tu papá ojos verdes, tú probablemente tendrás ojos
azules o verdes, no ojos turquesa (verde azulado).
Mendel,
conocido ahora como el padre de la genética, experimentó con plantas de
arvejillas, y descubrió que tenían genes dominantes y genes recesivos. Él
calculó, también, la probabilidad de que ciertos rasgos se transmitieran a los
hijos.
¿De
dónde obtuviste tus genes? Si vuelves atrás lo suficiente, puedes rastrear tus
antecesores hasta Dios. “Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a
imagen de Dios. Hombre y mujer los creó”. ¿No es asombroso?
¡Dios
nos creó a su imagen! Tenemos los genes que él creó.
Aunque
ya no somos perfectos por causa del pecado, con la ayuda de Dios podemos
esforzamos por exhibir las maravillosas características de Dios.
Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún del Mundo
Por Helen Lee Robinson
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