Lugar: Grecia
Palabra de Dios: 1 Samuel 16:7
Luego de más
de diez años de sitiar la ciudad de Troya, el ejército griego ideó un plan para
capturarla. Simplemente, se fueron en sus reos, dejando atrás un gran caballo
de madera cerca de las puertas de la ciudad.
Cuando los
troyanos vieron que los griegos se habían ido, comenzaron a celebrar. ¡Diez
años de guerra habían terminado! Los griegos se habían dado por vencidos
finalmente, dejándoles un regalo. Los troyanos metieron el caballo dentro de la
ciudad y festejaron hasta tarde por la noche.
Pero, ellos no
sabían que había hombres escondidos dentro del caballo de madera, esperando
pacientemente a que la celebración terminara. Luego de que los troyanos se
fueron a dormir, los hombres salieron sigilosamente del caballo y abrieron las
puertas de la ciudad al ejército griego. Los troyanos no tenían ninguna
posibilidad frente a ellos, y los griegos volvieron a sus hogares victoriosos.
La historia
del caballo de Troya ocurrió, supuestamente, hace miles de años. Pero, en los
últimos años, la frase “caballo troyano” ha llegado a referirse a programas de
computadora en los que parece estar todo bien, que hasta pueden ser deseables,
pero que, en realidad, son dañinos. Por ejemplo, puedes bajar algo de Internet,
sin darte cuenta de que contiene un virus escondido, o un gusano. Los caballos
troyanos pueden parecer inocentes, pero no se puede confiar en ellos.
Esto ilustra
que solo porque algo parezca bueno por fuera no significa necesariamente que lo
sea. Las apariencias externas pueden engañar. Lo que realmente importa es lo
que hay adentro.
Eso también es
cierto contigo y conmigo. No se trata de cómo nos vemos o cuán altos somos; no
tiene que ver con actuar bien. Lo que importa es nuestro corazón; en otras
palabras, nuestro carácter.
Cuando Dios
envió a Samuel a ungir al segundo rey de Israel, dijo al profeta: “…La gente se
fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón”.
Lecturas
Devocionales para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson
No hay comentarios.:
Publicar un comentario