Lugar: China
Palabra de Dios: Salmo 57:7, DHH
-¡Vienen los
bandidos! -gritó alguien.
La familia Sun
salió corriendo de inmediato de su casa, para escapar de los hombres que se
acercaban; todos, excepto dos chicas adolescentes. Una de ellas logró
esconderse en un ropero, pero la otra fue atrapada en el medio de la sala de su
casa. El jefe de los bandidos asió a la niña por la garganta, mientras los
otros corrían por la casa, tomando cosas que querían llevarse.
-Yo… yo soy
cristiana - logró decir la niña, tratando de respirar-.
¿Le gustaría
oírme cantar?
Esto tomó a
los bandidos por sorpresa.
-Seguro -le
dijeron, dejando lo que estaban haciendo-. Canta para nosotros.
El jefe quitó
su mano y esperó. La niña se aclaró la garganta y comenzó a cantar “Cristo me
ama, esto sé, pues la Biblia dice así”.
Los bandidos
aplaudieron al final del canto.
-Canta otro
para nosotros -le pidieron.
-Déjenme
llamar a mi prima -respondió la niña-. Ella canta muy bien.
La prima salió
de su escondite y, juntas, cantaron acerca de Jesús y de su amor.
Luego de oír
varias canciones, el cabecilla de los bandidos ordenó a sus hombres que
devolvieran todo.
-No saquen
nada de esta casa -dijo.
Luego, tomó un
poco de dinero de su bolsillo y se lo dio a las niñas.
-Muchas
gracias -les dijo.
Y luego se
fueron.
Quizá te
resulte fácil cantar alabanzas a Dios cuando los tiempos son buenos. Pero ¿qué
pasa cuando tienes miedo o estás en peligro?
Recuerda:
siempre puedes confiar en Dios. Y, al igual que esas dos niñas chinas, puedes
decir: “Mi corazón está dispuesto, Dios mío, mi corazón está dispuesto a
cantarte himnos”
Lecturas Devocionales para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson
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