martes, 19 de noviembre de 2013

EL MAR YA NO EXISTÍA

Portada Jovenes
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva,
 porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar 
(Apocalipsis 21:1).

Tan bonito que es el mar, ¿verdad? Cuando tengo oportunidad, a mí me gusta ir a la playa para bañarme y jugar en medio de las olas. Sin embargo, Apocalípsis dice simbólicamente que no habrá mar en la Tierra Nueva. ¿Por qué?

En la Biblia el mar es un símbolo que representa la esfera dominada por los enemigos de Dios. En la cosmovisión del Próximo Oriente antiguo, el mar representaba el caos, un lugar de monstruos de extraordinario poder y, por esa razón, fuera del límite del poder humano. Por eso los enemigos de Dios y de su pueblo son representados en la Biblia como bestias que surgen del mar para aterrorizar y destruir a su pueblo.

Daniel 7 dice que de una tormenta en el mar surgen varias bestias enemigas de Dios y su pueblo, un león con alas de águila, un oso que se alza más de un lado, un leopardo con cuatro cabezas y una bestia espantosa y terrible. Como sabes, las bestias representan a imperios terribles que persiguieron al pueblo de Dios: Babilonia, Media y Persia, Grecia y Roma. Apocalipsis 13:7 también describe a un dragón que perseguirá al pueblo de Dios en el tiempo del fin. Esta bestia también sale del mar.

Esos monstruos que surgen del mar y representan a los enemigos de Dios también son conocidos en la Biblia como las bestias mitológicas Leviatán y Rahab. Así, el faraón de Egipto es considerado el Leviatán en Salmo 74:14, Rahab en Salmo 89:10 e Isaías 30:7 y 51:9,10, y el “gran monstruo que yace en el cauce de tus ríos” en Ezequiel 29:3 y 32:2. Babilonia es igualada a un monstruo devorador en Jeremías 51:34.

Cuando Dios dice que en el cielo no va a existir más el mar, quiere decir que los enemigos del pueblo de Dios ya no existirán porque habrán sido derrotados por completo. El mar era considerado símbolo de la muerte, el sufrimiento y el dolor. Por eso, tres versículos después, Juan dice: “Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir” (Apocalípsis 21:4).

Vive este día con la esperanza dichosa de que Cristo vendrá muy pronto.

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Por Félix Cortez

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