Lugar: Alabama, EE.UU.
Palabra de Dios: Isaías 35:5,6
Hellen estaba
acostada en el piso, pateando y gritando. Sus padres no sabían qué hacer. Sus
berrinches se habían vuelto cada vez más frecuentes, y a veces, en medio de
ellos, también tiraba platos y otros objetos. La niña, de seis años, estaba
aterrorizando a toda la familia.
El problema
era que no podían comunicarse con ella.
Cuando Hellen
era un bebé, se había enfermado muy gravemente y había tenido fiebre alta
durante muchos días. La enfermedad la dejó ciega y sorda. Y, como no podía oír,
no había podido aprender a hablar.
-Tenemos que
hacer algo -dijo su papá-. Está fuera de control.
Así que, su
familia decidió contratar a una maestra particular, para que trabajara con la
niña.
Cuando Anne
Sullivan llegó, se dio cuenta de que tenía un gran desafío por delante. La
señorita Sullivan inmediatamente comenzó a trazar las letras de palabras tales
como “muñeca” o “torta”, en la mano de Hellen. Aunque la niña repetía las
letras con su mano, no sabía lo que significaban.
Entonces, en
abril de 1887, la señorita Sullivan llevó a Hellen hasta la bomba de agua, y
comenzó a bombear agua sobre una de las manos de la niña. Luego, trazó las
letras “a-g-u-a” en su otra mano.
La niña se
quedó quieta un momento. Luego, la expresión de su cara mostró que había
comenzado a entender. La señorita Sullivan continuó trazando “a-g-u-a” cada vez
más rápido. Fue un momento emocionante para ambas.
Pronto, Hellen
y la señorita Sullivan comenzaron a recorrer la casa, mientras la niña aprendía
palabra tras palabra. El cambio que se llevó a cabo en la conducta de la niña
fue asombroso. Hellen Keller, sorda y ciega, creció y se convirtió en un
ejemplo para millones de personas.
¡Qué historia
inspiradora! Pero algún día la comunicación será mucho más fácil, porque “se
abrirán entonces los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los
sordos; saltará el cojo como un ciervo, y gritará de alegría la lengua del
mudo…” ¡Qué gozoso día será aquel!
Lecturas Devocionales para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson
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