jueves, 7 de noviembre de 2013

PONTE DE PIE

Portada Mujeres
La gloria de los jóvenes radica en su fuerza; la honra de los ancianos, en sus canas. Proverbios 20:29

Más que enojada, me sentí temerosa. Con paso lento e inseguro un ancianito intentaba cruzar la calle. De pronto, aparecieron dos muchachos avanzando velozmente sobre patines. “¡Quítate, abuelo!”, le gritaron. En ningún momento aminoraron su vertiginosa marcha. El ancianito se llevó tremendo susto; tembloroso, se detuvo y luego se sentó en la acera para reponerse de la impresión que había sufrido.

Cuando Moisés, por mandato de Dios, reunió al pueblo para darles a conocer las ordenanzas que había preparado (Levítico 19), dio indicaciones precisas sobre el cuidado y respeto que se debía dar a los ancianos. El mismísimo Señor había dicho: “Ponte de pie en presencia de los mayores. Respeta a los ancianos” (Levítico 19:32).

Lamentablemente, las cosas han cambiado bastante desde entonces hasta nuestros días. Cada día son menos los jóvenes que muestran consideración y respeto por la gente mayor. Parecería que su juventud les concede el derecho a desconocer la experiencia y sabiduría que atesoran un hombre o mujer que hoy se doblega bajo el peso de los años. No se dan cuenta de que el mundo que ellos mismos disfrutan fue construido gracias al esfuerzo y la lucha de los que hoy son llamados “personas de la tercera edad”.

Quiero dedicar esta meditación especialmente a las mujeres más jóvenes. Es mi intención despertar en ellas el deseo de tratar a los ancianos y a las ancianas de nuestro entorno con profundo respeto. Asimismo, es necesario recordar que: “Entre los ancianos se halla la sabiduría; en los muchos años, el entendimiento” (Job 12:12). Muchas veces, bajo una apariencia cansada y un paso lento, se esconden duras luchas, así como triunfos que podrían representar grandes enseñanzas para los más jóvenes.

Enseñemos a nuestros hijos a que traten a los ancianos con respeto y dignidad.

Cada surco de su rostro tiene una historia que contar. Cada cana de su cabello es testigo de años de trabajo, lucha y esfuerzo. Si hoy te topas con alguien cuyas sienes han sido plateadas por el tiempo, descúbrete y levanta tu rostro en señal de que valoras su legado. ¡No olvides que, en un futuro no muy lejano, tú también apreciarás recibir el mismo trato!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

No hay comentarios.:

Publicar un comentario