Come la miel, hijo mío, que es deliciosa;
dulce al paladar es la miel
del panal.
Así de dulce sea la sabiduría a tu alma;
si das con ella, tendrás
buen futuro;
tendrás una esperanza que no será destruida.
Proverbios 24:13-14
Por mucho
tiempo se pensó que los quehaceres domésticos no exigían ningún tipo de
preparación. En general se creía que el cuidado del hogar y la educación de los
hijos era algo que sencillamente se realizaba al seguir los impulsos de la
naturaleza. La tendencia actual es diferente. Ahora se acepta casi universalmente
que la maternidad y la administración del hogar requieren preparación, no
únicamente de índole manual, sino también intelectual.
Las mujeres
que se dedican a trabajar en su hogar deben conocer la realidad que impera
fuera de las paredes de sus casas, a fin de que puedan crear un ambiente
familiar propicio para el desarrollo personal de todos sus miembros. El arte
culinario, la decoración de interiores, las relaciones interpersonales, las
técnicas de primeros auxilios, nociones de pedagogía y psicología, son algunas
de las materias que integran el currículo de una mujer que aspira a dirigir una
familia. Elena de White lo plantea de la siguiente manera: “El mundo necesita
madres que lo sean no solo de nombre sino en todo el sentido de la palabra.
Puede muy bien decirse que los deberes distintivos de la mujer son más sagrados
y más santos que los del hombre. Comprenda ella el carácter sagrado de su obra
y con la fuerza y el temor de Dios, emprenda su misión en la vida” (El hogar
cristiano, cap. 38, p. 223).
Querida amiga,
la vida familiar se complica cada vez más. Sin embargo, no puedes claudicar;
debe animarte el hecho de saber que Dios te ofrece su dirección y fortaleza.
Otro mensaje de la señora de White tiene también especial relevancia: “Nada es
aparentemente más impotente, y sin embargo más realmente invencible, que el
alma que siente que no es nada y confía totalmente en los méritos del Salvador. Dios enviaría
todos los ángeles del cielo para ayudar a un alma tal, antes que permitir que
fuera vencida” (Mensajes para los jóvenes, sec. 3, p. 65).
Prepárate.
Busca la sabiduría, ora al Señor, y serás la guía que conducirá a tu familia a
los pies del Padre celestial.
Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
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