Si alguno adora a la bestia y a su imagen… él también beberá del vino
de la ira de Dios.
Apocalipsis 14:9,10.
El trazo grave
del lápiz profético revela un cambio en esta escena pacífica [de libertad
religiosa y civil]. La bestia con cuernos semejantes a los de un cordero habla
con la voz de un dragón, y “ejerce toda la autoridad de la primera bestia en
presencia de ella” (Apocalípsis 13:12). La profecía declara que esta les diría a los
moradores de la tierra que deben hacer una imagen a la [primera] bestia; y
“hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se
les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese
comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el
número de su nombre” (13:16, 17). Así, el protestantismo sigue en las pisadas
del papado.
En estos
momentos es que se ve al tercer ángel volar en medio del cielo, proclamando:
“Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en
su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro
en el cáliz de su ira… Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan
los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalípsis 14:9, 10, 12). El pequeño
grupo que no está dispuesto a apartarse de su lealtad a Dios se mantiene en un
contraste marcado con el mundo…
El mensaje del
tercer ángel contiene la advertencia más solemne y la amenaza más terrible
dirigida alguna vez a los mortales. El pecado que invoca la ira de Dios sin
mezcla de misericordia debe ser del carácter más atroz. ¿Quedará el mundo en
tinieblas respecto de la naturaleza de este pecado? Seguramente, no; Dios no
trata así con sus criaturas. Su ira nunca es descargada por causa de los
pecados de ignorancia. Antes que sus juicios caigan sobre la tierra, debe
presentarse al mundo la luz respecto de este pecado, para que todos puedan
saber por qué estos juicios van a ser infligidos y así tengan la oportunidad de
escapar.
El mensaje que
contiene esta esperanza es el último que ha de ser proclamado antes de la
revelación del Hijo del Hombre. Las señales que él mismo ha dado declaran que
su venida está cercana. El mensaje del tercer ángel ha estado resonando desde
hace más de cuarenta años [en 1899]… Ha llegado la hora en que todos los que se
interesan en la salvación de su alma deben preguntar ferviente y solemnemente:
¿Qué es el sello de Dios? ¿Qué es la marca de la bestia?
¿Cómo podemos
evitar recibirla? — Signs of the Times, 1 de noviembre de 1899.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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