y se gloriarán todos
los rectos de corazón.
Salmo 64:10.
Esta Escritura
se cumplirá literalmente. Todo lo que pueda ser zarandeado, lo será, para que
las cosas que no pueden ser zarandeadas permanezcan. Estoy maravillada al
considerar el pasado, el presente y el futuro del pueblo de Dios.
El Señor
tendrá un pueblo puro y santo; un pueblo que pasará la prueba. Ahora todos los
creyentes necesitan escudriñar sus corazones con una vela encendida…
Ante nosotros
está la maravillosa posibilidad de ser obedientes como Cristo a todos los
principios de la Ley de Dios. Pero, somos extremadamente incapaces de alcanzar
por nosotros mismos esa condición. Todo lo que es bueno en el hombre le llega
mediante Cristo. La santidad que la Palabra de Dios dice que debemos tener
antes de poder ser salvados es el resultado de la obra de la gracia divina
cuando nos sometemos a la disciplina y a la influencia moderadora del Espíritu
de verdad…
La obra de
transformación que lleva de la profanidad a la santidad es una obra continua.
Día tras día Dios labora por la santificación del hombre; y el hombre ha de
colaborar con él haciendo esfuerzos perseverantes en el cultivo de hábitos
correctos. En el primer capítulo de 2 Pedro se especifica claramente la manera
en que hemos de obrar nuestra propia salvación. Constantemente hemos de añadir
gracia sobre gracia, y al hacerlo, Dios obrará por nosotros en base al plan de
la multiplicación. Siempre está dispuesto a escuchar y a responder la oración
del corazón contrito, y multiplicará gracia y paz a sus fieles. Gustosamente,
les concede las bendiciones que necesitan en su lucha contra los males que los
asedian. Los que escuchan los consejos de su Palabra no carecerán de ninguna
cosa buena…
Dios hará más
que cumplir las más elevadas expectativas de quienes confían en él. Desea que
recordemos que si somos humildes y contritos, estaremos donde él puede y quiere
manifestarse a nosotros. Se complace cuando le presentamos sus mercedes y
bendiciones del pasado como una razón por la cual debe concedernos bendiciones
mayores y más abundantes. Es honrado cuando lo amamos, y damos testimonio de la
sinceridad de nuestro amor al guardar sus Mandamientos. Él es honrado cuando
apartamos el séptimo día como sagrado y santo. Para quienes hacen esto, el
sábado es una señal, para que sepan -les dijo- “que yo soy Jehová que los
santifico” (Ezequiel 20:12). La santificación significa una comunión habitual con
Dios. No hay nada tan grande y poderoso como el amor de Dios por los que son sus
hijos - Review and Herald, 15 de marzo de 1906; parcialmente en Dios nos cuida,
p. 172.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos
Desde el corazón"
Por Elena G. de White
No hay comentarios.:
Publicar un comentario