Lugar: Guyana
Palabra de Dios: Hechos 13:47
Natán y sus
amigos ascendieron hasta la cumbre del Monte Rain, donde habían proyectado
acampar esa noche. Después de pasar un día enseñando, estaban listos para pasar
un tiempo en la naturaleza, observando a los brillantemente coloridos
guacamayos y oyendo a los monos aulladores.
Después de una
cena sencilla de porotos y bananas, se sentaron a mirar la puesta de sol. A la
distancia, podían ver Paruima, la aldea en la que vivían, con su pequeña pista
de aterrizaje de pasto, la escuela y las montañas vecinas.
-Sería bueno
que juntemos un poco de leña mientras todavía hay luz -sugirió Selvelio.
Los demás
estuvieron de acuerdo y se pusieron de pie, para ayudar.
Después de
encontrar toda la leña seca que pudieron, Selvelio, pacientemente, encendió el
fuego, que pronto se convirtió en llamas de un metro y medio
Mientras
estaban sentados allí, al lado del fuego, disfrutando de su calor, Natán sacó
su linterna y alumbró hacia la aldea. Sus amigos decidieron hacer lo mismo. Y,
mientras enfocaban sus haces de luz hacia la aldea, algo sucedió.
Primero una
luz y luego otra y otra comenzaron a aparecer, iluminándolos a ellos; luces
grandes y pequeñas, algunas que titilaban, otras fijas. Quizá la gente de la
aldea hasta haya encendido pequeñas fogatas. Pronto, todo el valle refulgía con
luces. Con todas brillando al mismo tiempo, creaban una iluminación pintoresca.
Dios nos dice:
“…Te he puesto por luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación
hasta los confines de la tierra”. Recuerda, aún la luz más pequeña se puede
ver; y cuando trabajamos juntos, podemos iluminar el mundo para Dios.
Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson
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