miércoles, 20 de noviembre de 2013

LA OBRA DE CIERRE

Portada Desde el corazon
He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo. Apocalipsis 22:12.

Mire a su alrededor, en el mundo de hoy. ¿Se escucha la voz de la oración en medio del ruido de la confusión? Se erigen altares, pero no es a Dios a quien se ofrecen sacrificios. Hay muchos engañadores, ladrones y asesinos. El orgullo de la familia y las riquezas aportan a la obra de la destrucción del alma.

La avaricia, la sensualidad, la malicia, son los atributos que abundan. Miles se encuentran al borde de la perdición. ¿Acaso no los ve, muchos de ellos perdidos, eternamente perdidos, mientras los cristianos profesos duermen el sueño de la indiferencia?

Se necesitan hombres y mujeres fervientes y dispuestos al sacrificio; hombres y mujeres que acudan a Dios, y con mucho clamor y lágrimas intercedan por las preciosas almas que van rumbo a la ruina… Cristo dio su vida para salvar a los pecadores, y dice a sus seguidores: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). Él ha colocado ante nosotros la obra que ha de hacerse, y ha declarado que nos dará poder para su cumplimiento…

La obra está cerrándose rápidamente, y está aumentando la maldad por todas partes. Tenemos poco tiempo para trabajar. Dios no desea que nadie se pierda. Él ha provisto abundantemente para la salvación de todos. Si su pueblo hubiera salido como debió hacerlo, y hubiera dado la invitación de misericordia, muchas almas habrían sido ganadas para Cristo. Despertémonos del sueño espiritual y consagremos todo lo que tenemos y somos al Señor. Su Espíritu morará con los misioneros genuinos, equipándolos con poder para el servicio.

Dios es una fuente rebosante de eficiencia y fortaleza. El evangelio es el poder de Dios para salvación de todo aquel que cree. Cuando se utiliza este poder, se notará que es más que suficiente para enfrentar el poder del enemigo.

Para nosotros, que creemos en Cristo, es imposible ver la obra que necesita llevarse a cabo y no hacer nada. La iglesia ha de recibir diariamente del cielo el bálsamo curador de la gracia de Dios, para impartir al necesitado y al que sufre.

La iglesia de Dios carga las responsabilidades más sagradas y los privilegios más gloriosos. Todos los que creen en el mensaje del pronto regreso de Cristo, saldrán a hacer algo por el Maestro… En la obediencia práctica al mandato divino, su confianza aumentará y se multiplicarán sus talentos - Signs of the Times, 28 de noviembre de 1906.

Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

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