sábado, 23 de noviembre de 2013

ASPIRAR A RECIBIR UNA EDUCACIÓN SUPERIOR

Portada Mujeres
Dispónganse a adquirir inteligencia. Yo les brindo buenas enseñanzas, así que no abandonen mi instrucción. 
Proverbios 4:1-2

Muchas de nuestras abuelas jamás soñaron con adquirir una educación universitaria, o incluso secundaria. Para las que vivieron en aquellos tiempos, la preparación práctica tenía más valor que la intelectual, y era dentro del hogar donde se obtenía toda enseñanza. Ahora la tendencia es a la inversa. Muchas mujeres desdeñan la educación práctica que se adquiere en casa a fin de conceder más importancia a la educación intelectual que se recibe en colegios superiores y universidades. Nos hemos institucionalizado.

Aspirar a una educación superior es un derecho legítimo de toda mujer. Claro, hay que entender que dicha educación no se recibe únicamente en la universidad, sino también en el cumplimiento de los deberes ordinarios de la vida. Por esta razón, las madres deberían preparar a sus hijas en el arte de dirigir un hogar, así como ayudarlas a que encuentren placer en la realización de las tareas caseras.

La vida, al igual que el aprendizaje, es un todo, es la suma de todas las partes.

Es el deber de toda madre inducir a sus hijas a que desarrollen al máximo esas mismas dotes. Por otro lado, hacen bien aquellas que aspiran a una educación universitaria, pues la misma les permitirá desenvolverse con propiedad y solidez cuando lleguen a la madurez y se encuentren al frente de sus familias y de una sociedad que les exigirá desempeñar funciones en extremo activas.

La educación “superior” no depende de la cantidad de títulos académicos que posea una mujer, sino que se hace patente en una sabiduría de índole práctica que le permita vivir exitosamente. En la Palabra de Dios encontramos la siguiente amonestación: “Si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; si llamas a la inteligencia y pides discernimiento; si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, entonces comprenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios. Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios” (Proverbios. 2:2-6).

Querida amiga que eres madre, inculquemos en nuestras hijas el aprecio por las labores del hogar, y al mismo tiempo brindémosles oportunidades para que desarrollen sus dones y capacidades intelectuales. Así honrarán a Dios, quien se las concedió.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

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