Esa noche se le apareció el Señor, y le dijo:
“Yo soy el Dios de tu
padre Abraham.
No temas, que
yo estoy contigo.
Por amor a mi siervo Abraham, te bendeciré
y multiplicaré tu
descendencia”
(Génesis 26:24).
El
título de la lectura de hoy es también el título de uno de mis cantos
preferidos. Este precioso himno, No Need to Fear [No hay nada que temer], lo
escribió Graham Kendrick, uno de los compositores de himnos más influyentes de
nuestro tiempo y lo interpreta Wintley Phipps.
Graham
Kendrick compuso este canto en 1999 cuando la incertidumbre por el inicio del
nuevo siglo y el problema llamado Y2K (expresión popular inglesa que quiere
decir “año 2000″) estaba en pleno auge. Se temía que un problema técnico de los
sistemas informáticos de aquel momento pudieran causar graves catástrofes.
Estas nunca sucedieron, pero el mensaje del himno de Kendrick, “No hay nada que
temer”, será relevante hasta que Cristo venga.
El himno dice:
“No hay nada que temer cuando la tormenta de la opresión llama a tu puerta. No
hay nada que temer aunque el mal parezca muy fuerte, su orgullo y poder no
durarán mucho tiempo. No hay nada que temer a la envidia y la burla de aquellos
que se jactan de lo que tienen [...] porque, ¿qué es lo que queda cuando el
corto día de la vida termina? Sus glorias son como un sol pronto a ocultarse”.
¿A qué le
temes? ¿A qué problema te enfrentas? ¿Un maestro o jefe de trabajo que te
oprime? ¿Temes la burla de aquellos que presumen de la inteligencia que tienen,
del prestigio que disfrutan, del poder que ejercen o del dinero que ostentan?
Mientras
escribía estos renglones escuchaba noticias de personas que eran víctimas de
actos violentos y me sentí tentado a temer. Me sentí tentado a olvidar que mi
vida pertenece a Dios y está escondida en la palma de su mano.
Recuerda: no
hay nada que temer. Tu Padre que está en los cielos es fuerte y nadie puede
arrebatarte de su mano. Piensa en el amor que Dios te ha revelado en tu propia
vida.
Piensa en la
historia del pueblo elegido y recuerda que el Señor nunca les ha fallado a sus
hijos. Si tu vida pasa por la noche de la Incertidumbre, no temas, pronto
acabará y en la mañana de la resurrección lo verás cara a cara. La gloria del
que se jacta es un sol pronto a ocultarse. No necesitas temer. Los que están
con Dios se dirigen hacia el amanecer eterno.
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