lunes, 11 de noviembre de 2013

REFLEJO

Portada Menores

Lugar: Italia

Palabra de Dios: Santiago 1:22-24

¿Te imaginas tener que buscar agua cada vez que quieres ver cómo te ves? Eso es lo que hacía la gente antes de que se inventaran los espejos. Buscaban un estanque de agua clara, donde pudieran verse reflejados. No sorprende que alguien haya decidido crear una alternativa más conveniente.

De acuerdo con los historiadores, los espejos aparecieron, probablemente, en la región de Mesopotamia en la Edad de Bronce, unos 3.500 años antes de Cristo. Pronto, se convirtieron en objetos codiciados.

Los espejos no estaban hechos de vidrio, como los que tenemos hoy, sino de bronce pulido. Al comienzo, tenían mangos sencillos de madera, marfil u oro. Luego, los artesanos comenzaron a crear mangos con diseños más elaborados, como animales, flores y aves. También, comenzaron a usar otros metales, como plata y oro.

Durante siglos, la gente usó espejos de metal. Luego, en el siglo XIV, los sopladores de vidrio de Venecia comenzaron a fabricar espejos de vidrio. El vidrio no era completamente liso, por lo que, cuando la gente se miraba, su imagen se veía nublada y distorsionada. No fue sino hasta 400 años más tarde que un francés se las ingenió para extender hojas de vidrio lisas y sin distorsiones. Y así es como tenemos nuestros espejos hoy.

La Biblia dice: “No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. El que escucha la palabra pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es”.

Eso no suena muy inteligente, ¿verdad? La próxima vez que te mires al espejo, recuerda este versículo bíblico. No seas como el hombre que se mira y luego se olvida. Escucha la Palabra de Dios, y haz lo que ella te dice.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

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