En total, Enoc vivió trescientos sesenta y cinco años,
y como anduvo
fielmente con Dios, un día desapareció porque Dios se lo llevó
(Génesis 5:23,24).
Ayer te dije
que uno de los factores más importantes para llegar a ser un “fuera de serie”
es practicar durante diez mil horas. En la década de 1990, el psicólogo K.
Anders Ericsson y dos colegas suyos realizaron un estudio en una academia de
música de élite en Berlín, Alemania. Con la ayuda de los profesores, dividieron
a los estudiantes de violín en tres grupos. En el primero estaban las estrellas
que podían llegar a ser solistas de clase mundial. En el segundo estaban los
que eran “buenos”, pero no como los primeros. En el tercer grupo estaban los
que, probablemente, no tocarían profesionalmente pero podrían ser maestros en
el sistema de educación pública. A los estudiantes de los tres grupos les
hicieron la misma pregunta: ¿Cuántas horas has practicado durante toda tu
carrera desde que tomaste el violín por primera vez?
Todos los
estudiantes habían empezado más o menos al mismo tiempo, a los cinco años de
edad. Durante sus primeros años practicaban más o menos lo mismo, dos o tres
horas por semana. Las diferencias se empezaron a notar después de los ocho
años. Los mejores tocaban seis horas por semana a los nueve años, ocho horas a
los doce, dieciséis horas a los catorce, treinta horas a los veinte. De hecho,
a los veinte años, todos los del primer grupo habían acumulado diez mil horas
de práctica. En contraste, los del segundo grupo solamente ocho mil horas y los
del tercer grupo cuatro mil.
¿Qué podríamos
decir de Mozart, el niño prodigio por excelencia? La realidad es que nació en
una familia de músicos y empezó a tocar y ejecutar desde muy temprano. De
hecho, el crítico de música Harold Schonberg dice que Mozart se desarrolló
lentamente porque no compuso sus mejores obras sino hasta que llevaba veinte
años componiendo música.
El neurólogo
Daniel Levin dice que diez mil horas de práctica es lo que se necesita para ser
un experto en cualquier área: deportes, literatura, arte, entre otras áreas. Me
gustaría que imaginaras qué pasaría si aplicaras el mismo principio a tu vida
espiritual. Imagínate que hicieras el experimento de “practicar” tu relación
con Cristo durante diez mil horas, incluirlo conscientemente en las decisiones
que tomas a diario e invitarlo a acompañarte dondequiera que vayas. Te
convertirías en una persona “fuera de serie” como Enoc. ¿Por qué no comenzar
ahora mismo?
Lecturas
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Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez
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