Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de
amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y
sirviéndoles aún.
Hebreos 6:10.
Cristo ha
identificado su interés con el de la sufriente humanidad; y mientras él sea
descuidado en la persona de sus afligidos, todas nuestras asambleas, todas
nuestras reuniones y toda la maquinaria puesta en marcha para hacer adelantar
la causa de Dios, serán de poco beneficio…
Todos los que
serán santos en el cielo, primero lo serán sobre la tierra. No seguirán las
chispas de su propio fuego; no trabajarán por la alabanza, ni hablarán palabras
de vanidad; ni levantarán el dedo de condenación y opresión; sino que seguirán
la Luz de vida y la difundirán, consolidarán esperanza y ánimo precisamente a
los que tengan necesidad, y no censurarán ni reprenderán…
La luz rica y
clara que ha brillado en nuestro camino nos ha colocado en terreno ventajoso, y
debemos mejorar toda oportunidad para hacer el bien.
Cristo vino de
la Corte Real del cielo para buscar y salvar al perdido, y esta ha de ser
nuestra obra. El celo que manifestamos en esta dirección mostrará la medida de
nuestro amor por Jesús y por los demás, y de nuestra eficiencia y espíritu
misionero.
Se ha
encomendado una obra a cada miembro de la iglesia, y su santificación se verá
en la eficiencia, el desinterés, el celo y la pureza e inteligencia con que
hacen su trabajo. La causa de la humanidad y de la religión no debe retroceder.
Se espera el
progreso de quienes han recibido gran luz y tienen tantas ventajas.
La iglesia
debe ser una iglesia activa, si quiere ser una iglesia viva. No debe
contentarse meramente con mantener su posición contra las fuerzas opositoras
del pecado y del error, ni debe conformarse con avanzar a paso lento, sino que
debe llevar el yugo de Cristo y mantenerse al paso de su líder, ganando nuevos
reclutas a lo largo del camino.
Cuando seamos
verdaderamente cristianos, nuestro corazón estará lleno de mansedumbre,
cortesía y bondad, porque Jesús ha perdonado nuestros pecados.
Como niños
obedientes, recibiremos y apreciaremos los preceptos que nos ha dado y
asistiremos a los ritos que ha instituido. Continuamente procuraremos obtener
un conocimiento de Cristo - Review and Herald, 1 de mayo de 1913.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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