Así que, somos embajadores en nombre de Cristo.
2 Corintios 5:20.
La iglesia profesa de Dios puede
poseer riquezas, educación y el conocimiento de la doctrina, y puede decir, con
su actitud: “Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo
necesidad” (Apocalípsis 3:17); pero si sus miembros están privados de la santidad
interior, no pueden ser la luz del mundo. La iglesia ha de reflejar luz que
penetre las tinieblas morales del mundo como las estrellas reflejan luz en la
oscuridad de la noche. Estos que tienen una forma de piedad pero niegan su
poder no reflejan luz en el mundo y no tendrán el poder para alcanzar los
corazones de los perdidos. Sin una conexión vital con Cristo, el valor de la
verdad no puede manifestarse en buenos frutos en el mundo; pero si Cristo es
formado dentro, la esperanza de gloria, su gracia salvadora se mostrará en
simpatía y amor por las almas que perecen.
Cada alma convertida
verdaderamente a Dios será una luz en el mundo.
Los rayos brillantes y claros del
Sol de justicia brillarán por medio de los agentes humanos que emplean la
habilidad que le ha sido confiada para el bien; porque cooperan con agencias
celestiales y laboran con Cristo por la conversión de las almas. Difundirán la
luz que Cristo derrama sobre ellos. El Sol de justicia, que brilla en sus
corazones, brillará, iluminando y bendiciendo a otros.
Los rayos del cielo ejercerán una
influencia enternecedora sobre los que Cristo está atrayendo hacia sí. La
iglesia es débil ante los ángeles del cielo, a menos que se revele poder por
medio de sus miembros para convertir a quienes perecen. Si la iglesia no es la
luz del mundo, es oscuridad. Pero, de los verdaderos seguidores de Cristo se
escribe: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza
de Dios, edificio de Dios” (1 Corintios 3:9).
Puede ser que la iglesia se
componga de los pobres y los faltos de educación; pero si han aprendido de
Cristo la ciencia de la oración, la iglesia tendrá poder para mover el brazo
del Omnipotente. El pueblo verdadero de Dios tendrá una influencia que hablará
a los corazones. Lo que constituye la eficiencia de los miembros de la iglesia
no es la riqueza ni la habilidad educada que puedan poseer…
Cuando el Sol de justicia
resplandece en el pueblo de Dios es que Cristo es glorificado y avanza su
Reino. Entonces es que son recipientes escogidos de salvación y son capacitados
para el uso del Maestro — Signs of the Times, 11 de septiembre de 1893.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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